No hay que olvidarse nunca de que nuestra fe es concreta y rechaza compromisos e idealizaciones, dijo el papa Francisco en la misa de la mañana en la Casa Santa Marta del Vaticano, en la que participaron también los cardenales consejeros del C9, que desde hoy lunes 24 de abril hasta el miércoles se reunirán con el Papa. El Pontífice puso énfasis en la libertad que nos da el Espíritu Santo, que hace que el anuncio del Evangelio se lleve a cabo sin compromisos y rigidez.

El encuentro de Nicodemo con Jesús y el testimonio de Pedro y Juan después de la curación del lisiado fueron centrales en la homilía, en la primera misa matutina en la Domus después de la pausa por las fiestas pascuales.

Jesús, observó, explica a Nicodemo con amor y paciencia que es necesario “nacer de lo alto”, “nacer del Espíritu”, y, por lo tanto, pasar “de una mentalidad a otra”.

Para entender mejor esto, dijo, nos detenemos precisamente en la Primera Lectura, de los Hechos de los Apóstoles. Pedro y Juan han curado al lisiado y los doctores de la ley no saben qué hacer, cómo “esconder” esto, “porque el asunto es público”. Y en el interrogatorio, “ellos responden con sencillez” y cuando los intimidan para que no hablen más, Pedro responde: “¡No! No podemos callar lo que hemos visto y escuchado. Y… seguiremos así”.

El Verbo se hizo carne, nuestra fe es concreta

El Papa habló de “la concreción de un hecho”, “la concreción de la fe” en relación a los doctores de la ley que “quieren entrar en las negociaciones para llegar a compromisos”: Pedro y Juan “tienen el valor, tienen la franqueza, la franqueza del Espíritu”, “que significa hablar abiertamente, con valor, la verdad, sin compromisos”.

Este es “el punto”, “la concreción la fe”: “A veces olvidamos que nuestra fe es concreta: el Verbo se hizo carne, no se hizo idea: se hizo carne. Y cuando rezamos el Credo, decimos puras cosas concretas: ‘Creo en Dios Padre, que hizo el cielo y la tierra, creo en Jesucristo que nació, murió…’, puras cosas concretas. Nuestro Credo no dice: ‘Yo creo que debo hacer esto, que debo hacer lo otro, que debo hacer esto o que las cosas son para…’: ¡no! Son cosas concretas. La concreción de la fe que lleva a la franqueza, al testimonio hasta el martirio, que está contra los compromisos o la idealización de la fe”.

A veces, la Iglesia ha caído en una “teología del se puede y no se puede”

Para estos doctores de la ley, prosiguió, el Verbo “no se hizo carne: se hizo ley: y se debe hacer esto hasta este punto y no más”, “se debe hacer esto” y nada más.

“Y así estaban enjaulados en esta mentalidad racionalista, que no ha terminado con ellos, ¿eh? Porque en la historia de la Iglesia muchas veces, sin embargo, la misma Iglesia que ha condenado el racionalismo, el Iluminismo, muchas veces ha caído en una teología del ‘se puede y no se puede’, ‘hasta aquí, hasta allá’, y ha olvidado la fuerza, la libertad del Espíritu, este renacer del Espíritu que te da la libertad, la franqueza de la predicación, el anuncio de que Jesucristo es el Señor”.

El Señor nos de el Espíritu para anunciar el Evangelio sin rigidez

“Pedimos al Señor –fue la invocación del Papa– esta experiencia del Espíritu que va y viene y nos lleva hacia delante, del Espíritu que nos da la unción de la fe, la unción de las concreciones de la fe”:

“’El viento sopla donde quiere y oyes la voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va -concluyó-. Así es quien ha nacido del Espíritu’: oye la voz, sigue el viento, sigue la voz del Espíritu sin saber dónde terminará. Porque ha hecho una opción por la concreción de la fe y el renacer en el Espíritu. El Señor nos de a todos nosotros este Espíritu pascual, de ir sobre los caminos del Espíritu sin compromisos, sin rigidez, con la libertad de anunciar a Jesucristo como Él vino: en la carne”.

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