Para muchos pueblos, la vertical de la trascendencia religiosa tiene como centro a Jesucristo con su Buena nueva del Reino de Dios. Él, Jesús, divide la historia en un antes y en un después. Hoy día, son más de mil millones de bautizados, agrupados en diferentes confesiones cristianas y sectas que han elegido a Cristo como camino, verdad y vida, como a su Dios y Salvador. Y al Evangelio, como guía para sus vidas. Pero ¿qué impresiona actualmente del cristianismo? Entre otros aspectos factores, sobresale el desnivel entre dignidad bautismal y la conducta propia de un cristiano, seguidor y discípulo coherente de Jesús. Brevemente: impresiona La gran diferencia en la mayoría de bautizados entre dignidad por el bautismo y su vida ordinaria. Y con más detalle: 1ª Que una gran mayoría de bautizados no son cristianos coherentes. 2ª y que su fe queda reducida a una respuesta social o cultural.

En plan positivo, también impresiona: 1º que hoy como nunca el cristianismo como tal, y millones de cristianos son combatidos como en el pasado por regímenes políticos, por ideologías y por culturas: 2º que un reducido número de bautizados viven a pesar de las dificultades, como seguidores de Jesús dispuestos a entregar su vida por la fe y por servir a los hermanos.

La situación cristiana
Constatamos un grave problema pastoral en España: la mayoría de los niños son bautizados (un 70%). La gran mayoría reciben la comunión y muchos hasta son confirmados. Pero de adultos, un porcentaje mayoritario, pierde la fe o por lo menos la práctica religiosa aunque algunos sean practicantes ocasionales. Un gran porcentaje de los que vienen a la Iglesia son ancianos.Y los jóvenes brillan por su ausencia. Siempre existió este fenómeno religioso pero los porcentajes son alarmantes en las últimas décadas: cristianos de niños, pero sin fe como adultos y practicantes, algunos de ellos, pasados los 60 años.

Confusión en los criterios sobre la fe
Son muchos los bautizados que comparten y practican los criterios del secularismo y que viven de acuerdo a los principios del subjetivismo ético de la ética de situación.
Y todavía algo más: a la fe ausente en la confesión y en la práctica religiosa, se unen los criterios que están al margen de la ortodoxia cristiana. Por ejemplo, los que sostienen la fe como un sentimiento religioso más, un refugio alienante, el opio del pueblo que agrada y da seguridad; un credo ritualista ocasional, la costumbre folklórica y tradicionalista de bautizos, bodas y primeras comuniones; el simple cumplimiento de prácticas piadosas o de unas normas cristianas de moralidad, o la religiosidad supersticiosa que comercia con Dios desde el intimismo egocéntrico; el miedo religioso que ve a Dios solamente como juez castigador, que fomenta exclusivamente el temor al infierno sin amor a Dios; una ideología social, política o moralizante, o a una dictadura intelectual que impone la Iglesia.

La indiferencia religiosa
El fenómeno gravísimo de la indiferencia religiosa, con la fe perdida o dormida, es un rasgo del mundo occidental que padece “la sordera” para lo religioso, un problema grave y complejo, pues Dios no interesa, no es valorado por el hombre que vive como si el Tú divino no existiera pues no lo necesita para su vidas. Tal fenómeno de la indiferencia religiosa mucho afecta a los bautizados que abandonan la Iglesia para vivir una fe al margen del culto católico como cristiano no practicante.

Perfil del creyente de la religión «light», del cristiano no practicante
Al creyente que no practica se le puede definir como la persona que tiene fe y se comunica individualmente con Dios pero sin prácticas religiosas institucionales. Más en concreto, esta persona creyente se tiene por católica, asiste alguna que otra vez a los actos religiosos sociales-culturales pero queda definida como la que «no va a Misa ni se confiesa». Y cuando lo hace, normalmente, es para aprovecharse de los beneficios de la religión o de lo que Dios pueda otorgarle.

Es el creyente de la religión «light» que contempla la fe, la moral y el culto con criterio subjetivo, relativista en la conciencia y en la libertad; que posee escasa formación religiosa o pérdida de la que recibió como niño. Muchos mantienen una situación conflictiva con la Iglesia institución o con la doctrina cristiana. Predomina en ellos la carencia de comunión eclesial por la mentalidad o por cambio de vida.
Sentimiento religioso enfermo: “yo ni robo ni mato”

En las relaciones con Dios, también podemos afirmar que a muchos bautizados-adultos de hoy día les falta un elemento fundamental como es el sentimiento de culpa por las ofensas cometidas. Este sentimiento religioso de culpabilidad está enfermo, como dormido, aletargado. Sucede que en el mundo actual, muchos, en su miopía religiosa, se conforman con decir “yo no mato ni robo”. A lo sumo, tienen un sentimiento ético de culpa pero no religioso.

Pero existen las ofensas contra Dios. Así, por ejemplo, la indiferencia religiosa por el amor desordenado a personas y cosas, el culto idolátrico al dinero, el poder, la sexualidad descontrolada, el bienestar, la vida cómoda, sin complicaciones… Y los ricos,(personas o naciones), en ocasiones, padecen gran insensibilidad ante el prójimo necesitado. La indiferencia es el paso previo al olvido de Dios, a una vida que transcurre sin necesidad de comunicarse con el Señor. En algunos ambientes, muchos bautizados blasfeman como enfadados contra Dios, como simple desahogo o como interjección…y sin conciencia de ofensa grave. Y en algunos ambientes, es frecuente la blasfemia, que es considerada como un derecho para algunos ateos y un delito en el Islam.

Ante este panorama tan negativo, surge la pregunta sobre los factores y causas que transforman al bautizado y confirmado en un cristiano no practicante.