El religioso franciscano Ibrahim Alsabagh, párroco de la catedral latina de San Francisco de Asís en la ciudad siria de Alepo, ha realizado un anuncio de gran importancia para la comunidad cristiana de Oriente.

Según confirmó a una delegación de Ayuda a la Iglesia Necesitada, uno de los mayores miedos que existía era el éxodo masivo de cristianos que se ha producido durante la guerra y que ya se venía produciendo años atrás. Sin embargo, varias familias cristianas que se habían ido incluso a otros continentes están ya volviendo a Alepo.

“Estamos muy contentos de saber que desde hace dos meses han vuelto 15 familias de la comunidad cristiana de rito latino a Alepo. Una de ellas ha vuelto de Francia, otra de Alemania, tres de Venezuela y algunas más de Armenia”, aseguró el padre Ibrahim.

Cientos de familias quieren volver de Armenia  

El número total de familias cristianas de otras denominaciones y ritos que han vuelto a Alepo aun no está confirmado, pero se espera que regresen centenares en los próximos meses. “Varias familias que han regresado desde Armenia o Venezuela, nos están diciendo que todas las familias que están allí quieren regresar. Por ejemplo más de 400 familias que se fueron a Armenia están preparadas para poder volver. Notamos que cuando la Iglesia ayuda a las familias, estas se sienten seguras y vuelven a sus casas”, reconoció el religiosos.

Otros cristianos alepinos que han regresado a sus casas proceden de dentro del país, de ciudades como Latakia, Tartus o Marmarita. “Los precios en estas zonas están también aumentando mucho, por lo que conforme se estabiliza la situación en Alepo, los desplazados internos también prefieren regresar a sus hogares”, afirmó el sacerdote.

La situación en la segunda ciudad más grande de Siria ha mejorado en los últimos meses, desde que fuese definitivamente liberada por el Ejército a finales de diciembre de 2016.

“La seguridad ha vuelto a las calles”

“Aunque aún hay barrios periféricos en disputa, los bombardeos han cesado y la seguridad ha vuelto a las calles. Sin embargo, las consecuencias de la guerra siguen presentes, la población ha quedado muy empobrecida, escasean los trabajos y los salarios son mínimos debido a la devaluación de la moneda. Hay solo dos horas de luz eléctrica al día y los precios de los alimentos se han disparado. Antes de la guerra, un dólar equivalía a 50 libras sirias y en la actualidad ha aumentado hasta unas 550 libras sirias”, contó el franciscano de la Custodia de Tierra Santa.

Además, reconoció que “la situación ahora en Alepo es mejor. Hay seguridad en las calles y en las iglesias. Pero al mismo tiempo estamos empezando a sufrir las consecuencias de la guerra: la pobreza, la inseguridad en la alimentacion, y otras necesidades de las familias, muchos signos de trauma por la guerra”.

“Las principales necesidades de la gente son por un lado ayuda para alimentos, electricidad y asistencia sanitaria. Pero al mismo tiempo, estamos ayudando a la reconstrucción de la ciudad, que no significa solo ayudar a reconstruir las casas, sino apoyar la educación y la formación de los jóvenes para que haya un futuro”.