Ya sean católicos, cristianos, evangélicos o de cualquier otra religión, los templos y centros de oración han crecido de manera considerable en la ciudad, principalmente en sus zonas periféricas.

Para el sacerdote católico Roberto Ramos esto es entendible pues es en estas áreas de la urbe donde la violencia pegó duro desde hace ya algunos años.

“Precisamente cuando estamos viendo una ola de violencia… todos los ciudadanos sean del credo que sean, nos unimos para orar a Dios por la paz “, comentó.

Hasta este día, la Dirección General de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación cuenta con un registro de 8 mil 830 en todo el país, de las cuales 234 pertenecen al estado de Chihuahua.

Sin embargo se estima que tan solo en la frontera existen más de mil 400 asociaciones que en su mayoría ejercen su actividad al margen de la ley.

“Nos ha ayudado a ver qué disminuyó la violencia aunque de repente veamos estratos en que se genere nuevamente pero no cabe duda de que esta reducción a sido fruto de la oración“, dijo.

Agregó que, aunque algunos no se encuentran debidamente registrados, lejos de convertirse en un problema más para la comunidad siempre representarán un apoyo para la misma.

“Mientras más entrega haya a Dios siempre va a conllevar frutos de amor y de paz”, finalizó.