n una entrevista en Sixty Minutes, de la CBS, con el último fiscal viviente del juicio de Nuremberg, Ben Ferencz, la periodista Lesley Stahl le hizo una pregunta dirigida al centro de lo más incomprensible del Holocausto: ¿Cómo pudieron unas personas comunes y corrientes cometer un mal tan extraordinario?

“¿Conoció usted a muchas personas que perpetraran crímenes de guerra que por lo demás, en su opinión, fueran ciudadanos normales y honrados?”, preguntó.

Ferencz era el fiscal jefe del ejército de EE.UU. en el Juicio a los Einsatzgruppen, uno de los 12 juicios por crímenes de guerra que tuvieron lugar en Nuremberg, Alemania, después del final de la Segunda Guerra Mundial. Ferencz ayudó a demostrar la culpabilidad de un grupo de agentes alemanes de las SS acusados de participar en los escuadrones de ejecución itinerantes en los que fueron ejecutados más de un millón de hombres, mujeres y niños en sus propias ciudades y pueblos por toda Europa del Este.

El fiscal respondió que incluso estos hombres que cometieron unas atrocidades tan horribles –que mataron a tiros a más de un millón de personas inocentes– eran hombres normales y corrientes:

“Por supuesto, es mi respuesta. Estos hombres nunca habrían sido asesinos de no haber sido por la guerra. Eran personas que citaban a Goethe, apasionados de Wagner, gente educada”, afirmó Ferencz.

Stahl preguntó luego: “¿Qué convierte a un hombre en una bestia salvaje de ese tipo?”.

Entonces el antiguo fiscal compartió su profunda perspectiva, producto de años de mirar a la cara al peor mal que el ser humano puede infligir sobre el ser humano:

Benjamin Ferencz: No eran salvajes. Eran hombres inteligentes y patriotas.

Lesley Stahl: Sin embargo se convierte en salvaje quien comete asesinato.

Benjamin Ferencz: No. Es un ser humano patriota actuando en el interés de su país, a su modo de ver.

Lesley Stahl: ¿No piensa que se volvieran salvajes ni siquiera por el hecho [de cometer un crimen]?

Benjamin Ferencz: ¿De verdad creemos que el hombre que tiró la bomba sobre Hiroshima era un salvaje? Quiero decir algo profundo que he aprendido a lo largo de los años. La guerra convierte a la gente decente en asesinos. Todas las guerras, y a toda la gente decente.