La persecución, encarcelamiento, asesinato y tortura constantes de no musulmanes ya es algo bien documentado y visible cada día. En particular los cristianos, los judíos, los yazidíes, los kurdos, los hindúes y los baha’ís son victimizados bajo el régimen islámico. Este asunto debe ser atendido y corregido, pero no es la única amenaza que proviene de estos tiránicos agentes, estatales y no estatales.

Las organizaciones islamistas están enviando agentes al extranjero, a Occidente, y en especial a EEUU, con el fin de vigilar, amenazar y aterrorizar a los no musulmanes.

Informaciones recientes sobre los campos de refugiados europeos indican que agentes y espías radicales, entre ellos una de las instituciones islamistas más poderosas, los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), se han infiltrado en Europa, en parte para vigilar a los cristianos, especialmente los que han huido de sus países por miedo a ser torturados, encarcelados y perseguidos.

Los líderes de los CGRI y sus servicios de inteligencia han presumido con frecuencia de tener agentes y espías en Washington y otras capitales occidentales. Los principales aliados de los CGRI son la rama élite de la Fuerza Quds y el Basij, un grupo de milicias ideológicas.

Una de las misiones fundamentales de los CGRI, al igual que otras instituciones islamistas, y como establece la Constitución iraní, es salvaguardar tanto los valores islámicos como los revolucionarios (incluidos los principios antisemitas y antiamericanos) en su país. La otra misión clave, que también estipula claramente su Constitución, es exportar la ideología islamista de Irán, y lograr activamente la infiltración continua y la expansión de los valores islamistas por todo el mundo. Por eso los CGRI crearon una fuerza especial, la Fuerza Quds y el Basij, cuya misión, anunciada públicamente, es dedicarse a operaciones extraterritoriales de tipo religioso, ideológico, militar y político.

Es vital señalar que la misión islamista de las organizaciones musulmanas radicales en cualquier lugar del mundo no se limita a sus ciudades, países o regiones. Por eso no reconocen los sistemas de las naciones-Estados «hechos por el hombre»; no reconocen las fronteras y los gobiernos. Creen que el mundo entero, desde su origen, es en realidad una posesión divina del islam. Creen que los países, y en particular los gobiernos occidentales, les han quitado las tierras que Alá les regaló, que pertenecen eternamente al islam, y que los no creyentes han ofendido a su dios, Alá, representando falsamente a Moisés, Abraham y Jesús para crear religiones falsas como el judaísmo y el cristianismo. Creen que es su misión sagrada volver a capturar, por cualquier medio, todo —el universo—, que ellos creen que les ha sido arrebatado.

«Por cualquier medio» puede incluir atentados suicidas que matan a cientos, e incluso miles, de personas, también musulmanas; la incitación sin fin a la violencia entre extranjeros y vecinos, y todas las formas posibles de manipulación mediante el poder blando.

Estos espías islamistas suelen venir a Occidente, y en particular a EEUU, bajo distintas apariencias, por ejemplo, el de viajar con fines educativos, de investigación o relacionados con la salud. Señalan embajadas estadounidenses, universidades, centros de investigación u hospitales concretos para obtener el visado. Muchos apuntan que estos individuos también tratan de conseguir la ayuda y el patrocinio de los agentes del régimen iraní en EEUU para facilitarles el proceso. Su habilidad para presentarse como los destinatarios ideales de las ayudas crea esa apariencia de seguridad, mientras que sus intenciones pueden ser causar amplios daños.

Mosén Denhavi, por ejemplo, fue deportado hace poco por los funcionarios de fronteras estadounidenses. Denhavi resultó ser un agente militar iraní; un miembro activo y de alto rango del Basij —antes había sido jefe de la sección estudiantil del Basij en la Universidad Sharif—, fiel al ayatolá Jamenei, el líder supremo del régimen iraní, del que había recibido regalos personales.

El lema de toda la vida de los miembros del Basij ha sido «Muerte a América» y «Muerte a Israel». Un miembro devoto del Basij vigilará estrechamente a los no musulmanes y hará absolutamente cualquier cosa para complacer al líder supremo islamista. Ningún acto de violencia es excesivo para el Basij. Los que perpetran asesinatos son considerados héroes de su religión. El objetivo del Basij y de los CGRI es la violencia, y la destrucción de cualquiera que profese diferentes creencias a las suyas.

¿Cómo es posible que este hombre obtuviera un visado estadounidense?

Los funcionarios de fronteras estadounidenses, sorprendente y extrañamente, no aceptaron automáticamente el visado de este iraní como permiso para entrar en Estados Unidos. Si no hubiese sido por que lo interrogaron y dedicaron un momento a comprobar sus antecedentes, estaría operando libremente en EEUU, con consecuencias que habrían sido trágicas.

La pregunta es: ¿Cuánta gente como él está operando ya libremente en EEUU, como afirmanconstantemente los CGRI? A un musulmán extremista de Basij como Denhavi le habían encomendado la misión de salvaguardar los valores islamistas, eliminar a los disidentes, y vigilar de cerca a los no musulmanes, sobre todo los cristianos. Cuando a Denhavi se le impidió la entrada en el aeropuerto de Boston, muchos agentes pro régimen iraní en EEUU recurrieron a varios métodos, como el de dirigirse a los medios de comunicación liberales, intentando conseguir que entrara en América. Elaboraron un relato falso de injusticia y presentaron al agente militar y jerarca del Basij como un hombre inocente que debería poder entrar en EEUU. Su objetivo era manipular los sentimientos de los estadounidenses, que estarían dispuestos a luchar por la causa de este hombre y recibirlo con los brazos abiertos en el país que su organización ha jurado destruir.

Mediante la infiltración constante y gradual, las organizaciones islamistas pueden crear milicias y satélites islamistas. No se debería tomar a la ligera la entrada a EEUU de agentes musulmanes, espías y simpatizantes de instituciones extremistas como el régimen de Irán o los Hermanos Musulmanes. Los funcionarios, consulados y embajadas estadounidenses deben vigilar de forma estrecha y a diferentes niveles. Tener un currículum impresionante, una beca de estudios o profesional en una institución estadounidense, o incluso afirmar que se ha desertado de una organización islamista no significa que sea seguro darle a alguien un visado para entrar en el país. Además, como todo lo anterior, ni siquiera tener un visado debería significar que los funcionarios no investiguen dos veces —con detalle y meticulosamente— los antecedentes de alguien.

De lo contrario, es seguro que esta tendencia crecerá, y de forma exponencial.