Filipenses 4:4-9 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez diré: ¡Regocijaos! Sea conocido de todos los hombres lo comprensivos que sois. El Señor está cerca.

En este versículo podemos apreciar una correlación entre la frase ser comprensivos y la proximidad de Dios con el hombre.

Comprender a otro es sentir y ser solidario con él al  colocarnos en su sentimiento,  pensamiento,  entorno y en su lugar. La comprensión implica la empatía para percibir el mundo interior de otra persona y sus circunstancias emocionales, como si uno fuera esa persona,  pero sin perder nuestra identidad.

Entre los valores que caminan de la mano con la comprensión están la tolerancia, la sensibilidad, el respeto, la justicia, la sinceridad, la flexibilidad, la caridad., por esta razón es considerada la virtud más excelente.

Entre los contravalores que aplastan el valor de la comprensión podemos enumerar: la cerrazón, el prejuicio, la intolerancia, la arrogancia, el pesimismo,  el egoísmo.

Cuando ejercitamos el valor de la comprensión hacia  los demás ellos  podrán percibir que el Señor está cerca.

En Filipenses 4:5 Pablo escribe ..’El Señor está cerca’ muchos piensan que estos versículos se refieren a la venida del Señor aunque estoy de acuerdo con esto, no creo que Pablo se refiriera principalmente a la venida del Señor, sino más bien a su presencia. El Señor está cerca, es decir, él está con nosotros. Cuando vivimos a Cristo, tomándolo como nuestro modelo y estimando todas las cosas como perdida para ganarlo, sentimos que Él está con nosotros. Él está cerca de nosotros en tiempo y espacio. En cuanto a espacio, el Señor está cerca, es decir listo para ayudarnos y en cuanto al tiempo Él está cerca, es decir que viene pronto. Ya que es así porque hemos de preocuparnos e inquietarnos?

Al vivir a Cristo conscientes de que él está cerca de nosotros debemos mostrarnos comprensivos y moderados con los demás. Pablo no tenía la intención de ayudarnos a ser pacientes y soportar las dificultades de una manera filosófica como ensena Confucio. Más bien el escribir estos versículos el deseaba presentar las características de una persona que vive a Cristo, por lo tanto, él nos provee un cuadro de esto en Filipenses 4:5-9. Si en verdad vivimos a Cristo debemos mostrarnos comprensivos hacia los demás. Los demás deben vernos siempre tranquilos y moderados y darse cuenta de que nada puede perturbarnos. Pero cuando perdemos la calma, ciertamente no estamos en Cristo. En ese momento sentiremos que el Señor está lejos de nosotros y en lugar de experimentar tranquilidad es posible que nos invada la ansiedad, lo cual nos hará perder la paz interior. Siempre que perdamos la calma, seremos incapaces de vivir a Cristo. No se puede discutir y vivir a Cristo al mismo tiempo, para vivir a Cristo se requiere una tranquilidad absoluta que es el resultado de la paz que sobrepasa todo entendimiento y que guarda nuestro corazón  y nuestros pensamientos  en Cristo Jesús nuestro Señor.

 

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Nació en Parral, Chihuahua, México. Casada con Luis Ortega Madrid, es madre de tres hijas, Mirka, Aimee y Paola. Administra su propio negocio en la ciudad de San Diego Ca., ciudad donde radica. “Empecé esta maravillosa carrera de amar y servir al señor Jesucristo hace 38 años y ha sido durante este periodo de tiempo que Él ha enriquecido mi vida espiritual, la de mi familia y la de mis amigos, he recibido diversas capacitaciones y entrenamientos en denominaciones pentecostales, asambleas De Dios y en la iglesia local en Anaheim, Ca.”