El evangelista Marcos, quien fue discípulo de Pedro y compañero de Pablo además de primo de Jose Bernabé y en cuya casa de su madre Maria, su abuela Eunice, se reunía la primera comunidad de Jerusalén luego de Pentecostés, nos ha dejado con precisión en su evangelio el más corto de los cuatro evangelios, tres mandamientos imperativos de Cristo a sus discípulos.

Debemos saber que Marcos (según algunos estudiosos también formaba parte de los seguidores de Cristo ya que según su mismo evangelio relata a un joven (el mismo Marcos) que acompañaba a Jesus en el huerto de los Olivos la noche en que Jesus fue apresado por los soldados del sumo sacerdote y que huyo desnudo pues andaba solo envuelto en una sábana.

Juan Marcos (Juan: Dios es bueno) y Marcos: (El de los dedos cortos) «Pedro se orientó y fue a la casa de María, madre de Juan, llamado también Marcos, donde muchos estaban reunidos en oración. (Hechs. 12, 12)» su evangelio presenta a Jesus como la buena nueva de Dios y pretende demostrar a sus lectores que Jesus es verdaderamente el hijo de Dios. Con frecuencia es representado por un “Leon” y la hermosa ciudad de Venecia en Italia lleva como santo patrón a este evangelista que relata como ninguno otros 18 milagros de Cristo y muchísimas liberaciones.

A pesar de haber abandonado a Jesus, haber provocado la separación de Pablo y Bernabé y haber abandonado en 2 oportunidades la misión de Pablo, no se ha dejado amedrentar por estas sombras de su personalidad sino que más bien ha aprendido que la mayor fuerza de cristo se manifiesta en la debilidad, basto que le manifestaran la confianza a pesar de todo para retomar su misión evangelista con uno de los evangelios más hermosos del nuevo testamento.

En el capítulo 16 leemos:

15 Entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.
16
 El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
17 Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas18 podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán».

1er Mandamiento: Ir por todo el mundo y anunciar la Buena Nueva.

Con frecuencia escuchamos que el número de católicos en el mundo está disminuyendo alarmantemente en continentes originalmente católicos como Europa y América, aumentando un poco en África, pero casi ausentes o de minoría en los países orientales y asiáticos. El avance de las sectas y la perniciosa ideología de género, amén del creciente ateísmo y los escándalos de algunos malos sacerdotes dentro de nuestra iglesia.

Son muchos los jóvenes que ya no creen, que no confían en la iglesia ni es sus autoridades, muchas parejas de hombres y mujeres ya no deciden casarse por lo religioso, muchas universidades otrora católicas, ahora retiran los símbolos religiosos de sus aulas universitarias, catedrales e iglesias que se convierten en museos, discotecas o simplemente son destruidas para dar lugar a rascacielos o multifamiliares, conventos que se convierten en hoteles porque no hay vocaciones; sí que se diga las guerras y violencias desatadas por los los grupos extremistas religiosos, el avance del Islam en Europa, antes bastión del cristianismo, y por último la ola de corrupción que azota América Latina y sus nefastas consecuencias en la población.  Pero que estamos haciendo los católicos comprometidos y convertidos dentro de la iglesia? Cuál es nuestra misión en estos tiempos tan deprimentes pero tan propicios para anunciar la Buena Nueva?

El mensaje es el mismo, lo que debe cambiar es el método y la forma en que debemos llegar al hombre del siglo XXI. El mandato es imperativo “Anunciar la Buena Nueva” esa Buena nueva que en términos de la Evangelii Nuntiandi señala que tiene un “rostro y un nombre: Jesus de Nazareth” y como afirmó el obispo Santiago Silva Retamales XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS (Vaticano, 7-28 de OCTUBRE 2012) Obispo auxiliar de Valparaíso, Chile, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). “Un lenguaje nuevo” “Un rostro nuevo de Parroquia” asumiendo la función evangelizadora de los fieles laicos en su ámbito propio, que es la gestión de la vida familiar, social, política, económica y cultural, no habrá nueva evangelización. Pero éstos requieren una formación integral y el reconocimiento efectivo de que son corresponsables en la tarea del ReinoEl estilo de la nueva evangelización es un testimonio alegre, atrayente y audaz de la fe; por tanto, el nuevo estilo de evangelizar no se caracteriza por “imponer”, sino por “atraer”.|

 

El mismo Papa Francisco en su exhortación Apostólica Evangelium Gaudium señala en el punto “1.La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años.”

Luego entonces no podemos sustraernos al anuncio de la Buena Nueva, no se trata por tanto de catolizar como diría Aparecida sino de evangelizar con Parresia (La Fuerza de la Palabra y su poder) y Dinamis (El poder del Espíritu Santo) por todos los medios que hoy tenemos a nuestro alcance, especialmente en las redes sociales y la tecnología (Nuevo Aero pago del siglo XXI) aunque para ello debamos tirar las vacas al barranco y ser perseguidos aun por los nuestros…con nuevo ardor! nueva expresión y nuevos métodos!

Ay de mi (pobre de mi) si no evangelizo! I Cor. 9, 16

2do Mandamiento: Arrojarán a los demonios en mi Nombre…

La acción del demonio en el mundo contemporáneo es innegable aunque el mismo tenga como estrategia negar su propia existencia. La acción del demonio es perniciosa y vierte su veneno y hasta su humo pernicioso como afirmaba Pablo VI durante la audiencia general del 15 de noviembre de 1972.

“El mal que existe en el mundo es el resultado de la intervención en nosotros y en nuestra sociedad de un agente oscuro y enemigo, el Demonio. El mal no es ya sólo una deficiencia, sino un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor. Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa. Se sale del marco de la enseñanza bíblica y eclesiástica todo aquel que rehúsa reconocerla como existente; e igualmente se aparta quien la considera como un principio autónomo, algo que no tiene su origen en Dios como toda creatura; o bien quien la explica como una pseudorrealidad, como una personificación conceptual y fantástica de las causas desconocidas de nuestras desgracias”.

La respuesta de Pablo VI es clara y neta: “Una potencia hostil ha intervenido. Su nombre es el diablo, ese ser misterioso del que San Pedro habla en su primera Carta. ¿Cuántas veces, en el Evangelio, Cristo nos habla de este enemigo de los hombres?”. Y el Papa precisa: “Nosotros creemos que un ser preternatural ha venido al mundo precisamente para turbar la paz, para ahogar los frutos del Concilio ecuménico, y para impedir a la Iglesia cantar su alegría por haber retomado plenamente conciencia de ella misma, sembrando la duda, la incertidumbre, la problemática, la inquietud y la insatisfacción”.

Mucha gente ha sucumbido a la influencia del demonio hoy en día, jóvenes, mujeres, académicos, jefes de Estado, políticos inclusive religiosos y laicos que poco a poco han dado lugar al príncipe de las tinieblas y la mentira.

El mandato es explicito arrojaremos demonios en el nombre de Jesus, nombre que esta sobre todo nombre y ante el cual toda rodilla se doblara y proclamara que Jesus es Dios para gloria de Dios Padre Fil. 2,10

Sin temor, sin miedo pero también con precaución y discernimiento. El demonio tiene un plan de destrucción para el hombre y una rabia muy particular para con nuestra madre Maria quien siendo criatura ha sido exaltada por encima de los Angeles y ha derrotado con su humildad al más cínico y mentiroso de los Angeles infernales.

Por tanto una consecuencia de la Buena Nueva es la liberación de los oprimidos por el maligno, pues cuando se anuncia la verdad la mentira huye y cuando se ilumina al mundo con la luz de Cristo las tinieblas desaparecen.

En una entrevista al famoso demonologo y exorcista español Padre Jose Antonio Fortea decía

Cuáles son las armas que cotidianamente un católico debe utilizar para combatir al demonio y sus ataques?

“Si uno quiere combatir al demonio lo que debe hacer es combatir el pecado que existe en sí mismo. Aunque no todo pecado procede del demonio, eso también debemos tenerlo en cuenta. Porque las tentaciones también proceden del mundo y de nosotros mismos. Pero combatir al demonio en definitiva es combatir el mal que tenemos dentro. Por tanto hay que no pecar. La persona que peca estará más vulnerable a las tentaciones del demonio. La persona que resiste, que hace oración, que se esfuerza por seguir los caminos de Dios, se va haciendo más fuerte contra esos ataques de la tentación, que son ordinarios. Los ataques extraordinarios del demonio son muy raros y la mayor parte de las personas nunca tendrán en su vida esa experiencia”.

Por experiencia tengo comprobado que cuando uno anuncia la Buena Nueva los demonios se van y huyen, por eso debemos estar seguros de que nuestra primera misión es evangelizar y como consecuencia habrán liberaciones.

3er. Mandamiento: Impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán».

Este mandato es el que más se requiere hoy en día en nuestra iglesia, pero por desgracia vemos a muchos cristianos católicos que asisten a la iglesia y la eucaristía pero que se encuentran enfermos en sus cuerpos, en sus mentes y en sus almas, en el corazón… el Papa Benedicto XVI decía que “Si en la enfermedad se puede glorificar a Dios, con cuanta mayor razón en la salud”!

Hablamos de que la Eucaristia es fuenta de sanidad, pero en la vida practica no vemos el efecto extraordinario en la ordinaria vida de los fieles, Nuestras reuniones de oracion son muchas veces reuniones de gente enferma y paralitica, llena de cardioesclerosis como afirmaba el Padre Emiliano Tardiff en el libro “Jesus sana hoy”. El anuncio de la Buena Nueva entraña también un mensaje de sanidad como lo afirma Lucas en el Cap 4, 18 “EL ESPIRITU DEL SEÑOR ESTA SOBRE MI, PORQUE ME HA UNGIDO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES. ME HA ENVIADO PARA PROCLAMAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS, Y LA RECUPERACION DE LA VISTA A LOS CIEGOS; PARA PONER EN LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS”.

Necesitamos confiar en la acción del Espiritu Santo cuando evangelizamos, necesitamos ver esos milagros actuantes hoy también para que el mundo crea!

Muchos han cuestionado este actuar del Espiritu Santo que se manifestaba grandemente en las reuniones de oración de los primeros siglos del cristianismo pensando que eso ya no sucede y más aún en el despertar de los movimientos de renovación carismática se evidenciaba muchísimo el don de sanación que hoy apenas vemos.

Una iglesia que no anuncia la Buena Nueva, que no expulsa los demonios y no sana a sus fieles es solo un club, una asociación civil un club de “buena gente” pero no una manifestación del Dios vivo que hace piedras vivas a sus miembros.

La manifestación de la sanidad la vemos con mayor frecuencia en las iglesias pentecostales, claro no todas son reales y honestas, pero prefiero verlas actuar e intentar a no verlas nunca más creyendo que Dios solo quiere darnos cruz y pedirnos resignación por medio de las enfermedades…si estas manifestaciones se dan en las iglesias que no son de Cristo (aunque hayan muchas de ellas equivocadas pero sinceras) con cuanta mayor razón deben manifestarse en la única y verdadera iglesia de Cristo: la iglesia católica.

Cuando evangelicemos pidamos con sencillez de corazón, con humildad, con firmeza y confianza que Dios cure a nuestros enfermos…veríamos grandes portentos de mano de nuestro Salvador.

En esta Semana Santa no nos olvidemos que la pasión de Cristo que muere en la Cruz tiene un doble mensaje: Jesus que muere por nuestros pecados, pero que Jesus también resucita y no muere más. No podemos celebrar únicamente a un Cristo muerto y no a un Cristo resucitado, esta es la segunda parte y más extensa en los evangelios, pero lamentablemente nos quedamos celebrando más la semana de la pasión que los 40 días que Jesus se quedó después de resucitado con sus discípulos y apóstoles «Se les presentó dándoles muchas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del Reino de Dios» (Hech 1,3). El número 40 en la numerología bíblica significa “el tiempo que Dios requiere para obrar un cambio” y ese cambio solo vendrá cuando nos decidamos a evangelizar y no solo a catequizar, pues lo primero es lo primero, en este partido hay un primer tiempo (evangelizar) y un segundo tiempo (catequizar) no al revés, por tanto los invito a que

  1. Anunciemos la Buena Nueva
  2. Arrojemos a los demonios en el nombre de Jesus y
  3. Sanemos a los enfermos en su mismo nombre.

Solo una actividad:

Entre en su corazón, ore al Padre y escuche la voz de Jesus que lo invita a asumir el gran reto de la nueva evangelización… lo demás vendrá por añadidura. Salgamos a evangelizar!

Santa semana santa para todos!