El nombre Anticristo, en la teología y escatología cristianas, se refiere a una figura que cumpliría con las profecías bíblicas concernientes al antagonista de Cristo en el fin de los tiempos.
Este término proviene del griego “antì” que significa sustituto u opuesto y “khristós” usado para “Mesías o Cristo”, es por eso que en el culto cristiano la figura antagónica del hijo de Dios se llama anticristo.
El uso de la palabra anticristo aparece en las cartas del apóstol Juan, donde por un lado hace referencia a la manifestación, prevista para el fin de los tiempos, de un adversario decisivo de Jesús y, por otro, a la anticipación de esta manifestación en la acción de apóstatas que reniegan del cristianismo.
Según la fe cristiana, el anticristo es una figura que aparecerá justo antes de la venida de Jesucristo y después del así llamado arrebatamiento (los cristianos son elevados al cielo por Dios), se hará pasar por Dios para gobernar el mundo durante la Gran Tribulación, pero al mismo tiempo perseguirá y aniquilará a todos aquellos que siguen al verdadero Dios, ya que solo aquellos que siguen la doctrina del anticristo serán considerados correctos, negando la divinidad de Cristo al decir que Jesús no era el hijo de Dios. Al final de su era de dominación, la Biblia señala que el ejército de Dios lo derrotará y que Dios mismo lo enviará al lago de fuego.
En el mundo antiguo se entendía que el Anticristo era un demonio con un aspecto humano y que vendría a la Tierra para engañar a los hombres.
Algunas de estas visiones coinciden en que : Satanás envía a un falso profeta para mentir a los hombres y ese falso profeta es el Anticristo.
A lo largo de la historia, muchos han sido los personajes considerados anticristo, entre los que podemos mencionar a Neron, Calígula, Napoleón Bonaparte y Adolf Hitler, este último nombrado como el peor dictador de la historia y responsable del asesinato de más de 6 millones de judíos.
Otro uso que se le da a esta palabra es catalogar a aquellos cristianos que son considerados como falsos a la fe, ya que visto desde otro punto de vista, el significado es “el que se opone al Mesías” y el nombramiento que se encuentra en el libro del El apóstol Juan se refiere a muchos anticristos, descartando la posibilidad de una sola persona, ya que a lo largo de la historia del cristianismo, miles han sido los deflactores de Jesucristo y sus milagros.
Cabe señalar que en las religiones distintas de las cristianas también hay una creencia en personajes similares al anticristo.
En la escatología islámica, antes de la llegada del Mahdi un personaje que precede la llegada del mesías Isa (Jesús), habrá un impostor similar al que se menciona en el cristianismo, quien perseguirá a los creyentes musulmanes (con el nombre árabe de Al-Dajjal), devastando todos sus dominios excepto en las ciudades de La Meca y Medina. El mesías Isa (Jesús) después de su segunda llegada ayudado por el Mehdi acabaran juntos con él «Al-Dajjal» que es el mismísimo anticristo. Cabe señalar que en el Corán se niega la crucifixión y posterior resurrección de Cristo así como su título de «Hijo de Dios», asignándole la categoría de profeta y considerando a Dios como el que no engendra ni ha sido engendrado.
En el mazdeísmo, el espíritu principal del mal Ahriman se encarnará en la serpiente Lahak y será derrotado por el Mesías (Saahyant).
En la filosofía, Nietzsche lo menciona en su obra El Anticristo, cuando se refiere al desprecio de la doctrina cristiana y al denunciar la falsedad que trae cuando reniega de la libertad espiritual del hombre.
Según Rudolf Steiner, fundador de la antroposofía, hay dos anticristos, la potencia de Lucifer, descrita como algo que incita el humano a todas las exaltaciones, los falsos misticismos, el orgullo de elevarse sin frontera y la de su opuesto Ahriman (equivalente de Satan) como algo que incita el humano a las supersticiones materialistas.
Por otra parte, hay interpretaciones que no personifican al Anticristo, sino que lo identifican, basados en las palabras de Jesús en los Evangelios, con muchos que se llamarán a sí mismos Mesías y salvadores, para San Juan en sus cartas, cualquiera puede ser un anticristo, siempre que su actitud (aún siendo cristiano confeso) vaya en contra de Cristo, lo cual cuadra perfectamente con el significado etimológico de la palabra Anticristo.
La posición oficial de los católicos es la siguiente: cualquiera que se enfrente al verdadero Cristo es el Anticristo. En consecuencia, en la doctrina católica, la figura del Anticristo está disociada con el libro de Apocalipsis.
Desde la perspectiva católica, aquellos cristianos que se alejan del Cristo auténtico, aquellos que viven en pecado o aquellos que creen en el poder de Satanás son el verdadero Anticristo. En otras palabras, el Anticristo se identifica con cualquier manifestación maligna que pueda llevar al ser humano a la destrucción.
Descripción de la Bestia
En el Apocalipsis, por medio de un lenguaje altamente simbólico, se refiere al anticristo como “la Bestia” y es descrito como un monstruo de siete cabezas y diez cuernos (y por cada cuerno, diez diademas), con un cuerpo semejante a un leopardo, patas de oso y fauces de león. Dice estar inspirada por el Diablo y tener la facultad de pelear contra Dios.
Según muchos eruditos, Bestia se denomina a la estructura de poder totalitario (imperial). Al imponer en los pueblos una forma de vida (opuesta a la de Dios), su veneración será inspirada por una propaganda similar a la del culto imperial romano o a la de los totalitarismos fascistas . Incluso puede ser herido mortalmente y curado por otra Bestia, otro imperio, quien sería el encargado de reforzar su culto.
También se puede relacionar el relato del Apocalipsis (La bestia de 7 cabezas con 10 cuernos y en sus cuernos 10 diademas “Apocalipsis capítulo 13”) con el Libro de Daniel capítulo 7), en el que también se menciona el relato de un monstruo que surgía del mar con 10 cuernos.
El número de la bestia
La Marca de la Bestia es un término bíblico del Nuevo Testamento, que está asociado con la Bestia del Apocalipsis en el capítulo 13:1 En la mayoría de los manuscritos del Nuevo Testamento, la marca de la Bestia está comúnmente asociada al número 666. En ediciones críticas del texto griego, como la Novum Testamentum Graece, se señala que el número 616 es una variante; en el manuscrito más antiguo existente y otras fuentes tempranas como el Codex Ephraemi Rescriptus, el número de la bestia es 616, no 666.3 El número está habitualmente relacionado con Satanás y con el Anticristo.