La Agencia Islámica de Noticias (AIN) se ha tomado el trabajo de elaborar un pequeño repertorio de estos términos, muy usados en la actualidad, pero no siempre adecuadamente interpretados. Con frecuencia, el mal uso de este léxico agrega connotaciones más negativas aun a conflictos, atentados y otros hechos violentos que ya de por sí traen su enorme carga de tragedia y sufrimiento.

La finalidad entonces es esclarecer el sentido de estos términos –que a veces incluso varía según la geografía- para su correcta utilización.

Árabe

Define a toda persona nacida en un país de habla árabe. La condición de árabe no tiene nada que ver con la religión, la ideología política o el color de piel. Árabe no es sinónimo de musulmán. Los países árabes son 22: Egipto, Iraq, Jordania, Líbano, Arabia Saudita, Siria, Yemen, Libia, Sudán, Marruecos, Túnez, Kuwait, Argelia, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Qatar, Mauritania, Somalia, Palestina, Djibouti e islas Comores.

Musulmán

Es la persona que profesa la religión del profeta Mahoma. Este sí es un adjetivo religioso y totalmente independiente de la nacionalidad del individuo. Un europeo puede ser musulmán como un árabe puede ser cristiano. En un país árabe como el Líbano, hay casi la misma cantidad de musulmanes que de cristianos. A la vez, existen países de mayoría musulmana que no son árabes (caso de Indonesia o de Irán, por ejemplo).

Al igual que el cristianismo, el islam tiene varias ramas, las principales son la sunita y la chiita.

Islámico

Islámico es algo perteneciente o relacionado con la religión islámica: arquitectura islámica (de la Alhambra o la mezquita de Córdoba, por ejemplo), cultura islámica, etcétera.

Islamista

Aquí la agencia cita a la Fundéu BBVA que, dice, «aclara adecuadamente la confusión» entre los conceptos islámico e islamista: «Los términos islámico e islamista no tienen el mismo significado: islámico es aquello que está relacionado con el islam: cultura islámica, arquitectura islámica…, mientras que islamista hace referencia a quien propugna la aplicación de la ley islámica en la vida política».

Es decir –agrega la AIN– que un islamista es «una persona que a partir del islam crea una ideología política». No es un terrorista, sino alguien que pertenece a un movimiento político que no tiene por qué apelar a la violencia para imponer su ideología.

Yihadista

Actualmente, dice la AIN, se llama yihadista a aquél que usa la violencia para imponer la religión islámica. Pero es un término que, en el mundo árabe, tiene un significado diferente. Según explica Fundeú BBVA, la palabra yihad en árabe significa esfuerzo, en términos generales, y en el contexto religioso se entiende como el «afán por mejorar como individuo o colectividad dentro del camino espiritual de la fe islámica». Es decir que, en el mundo árabe, originalmente el término no tiene un sentido violento.

No obstante, yihad se usa en Occidente para referirse a la guerra santa de los musulmanes radicales. Las propias organizaciones extremistas islámicas adoptaron el término, dándole un sentido más bélico que religioso. Es por esto que los grupos terroristas que usan la violencia para luchar contra los «infieles» en nombre de Alá son designados con la expresión «yihad islámica» y la tendencia que conforman es llamada yihadismo.

Recapitulando, se concluye que:

Se puede ser árabe sin ser musulmán. Una persona árabe puede practicar cualquier religión.

A la inversa, se puede ser musulmán sin ser árabe.

Islámico es un adjetivo que hace referencia a todo lo relativo al islam.

Una persona o un partido puede ser islamista sin practicar la violencia. No puede asimilarse «islamista» a «terrorista».

Hoy en día, un yihadista es el individuo que usa la violencia y por lo tanto –aunque originalmente el término significó otra cosa- actualmente un yihadista sí es un terrorista.

Para la AIN, «diferenciar adecuadamente entre los distintos términos» es también «una manera de luchar contra los movimientos yihadistas».

«La ignorancia –dice la agencia- solo da lugar a más odio, segregación e injusticia; ¿de verdad queremos fomentar justamente lo que estos deleznables actos promueven? No nos rebajemos a su nivel, la inteligencia es un arma más fuerte que el odio».