El papa Francisco instó a los cristianos a que no estén “apegados al pasado” o “encadenados a las prácticas” y les ha invitado a superar la “tentación de ir atrás para estar más seguros”.
“Nosotros los cristianos no somos gente que va hacia atrás, que vuelve atrás (…). Y la tentación es esta de ir atrás para estar más seguros”, ha considerado el papa durante la audiencia general de este miércoles.
Francisco ha concluido este miércoles su ciclo de catequesis sobre la Carta a los Gálatas de san Pablo. Desde el atrio del Aula Pablo VI en el Vaticano, ante decenas de fieles, ha instado a no dar marcha atrás, “regresar a la ley” y olvidarse de “la vida nueva del espíritu”.
En este sentido, ha dicho que los cristianos deben ser “libres” y no estar “apegados al pasado en el sentido negativo de la palabra”. “La verdadera Ley tiene su plenitud en esta vida del Espíritu que Jesús nos ha dado. Y esta vida del Espíritu puede ser vivida solamente en la libertad, la libertad cristiana”, ha concluido.
El papa pide formar a los curas que trabajan con menores
El papa solicitó en días pasados llevar a cabo una “formación renovada” de todos los miembros del clero que trabajen con menores para “erradicar la cultura de la muerte” que conlleva “toda forma de abuso sexual, de conciencia o de poder”.
En su mensaje enviado a la Conferencia ‘Promover la protección de Menores en el tiempo de la covid-19 y más allá’, que se desarrolla en Roma, con la participación de representantes del Parlamento Europeo e Italiano y la Policía Postal, Francisco ha instado a “hacer todo lo posible para crear una cultura capaz de evitar que tales situaciones no solo no se repitan, sino que no encuentren espacio para ser encubiertas y perpetuadas”.
El pontífice ha instado así a llevar a cabo una “renovada alianza educativa” entre las generaciones y entre los diferentes contextos en los que crecen los menores que estimule entre ellos una “conexión generativa y protectora”. A los laicos les ha invitado a perseverar en esta acción de “formación en la corresponsabilidad, diálogo y transparencia” para evitar nuevos casos de abusos.
Para el papa, la lucha contra la pederastia en la Iglesia es un viaje que todos los católicos deben hacer “urgidos por el dolor y la vergüenza de no haber sido siempre buenos custodios, protegiendo a los menores que nos han sido confiados en nuestras actividades educativas y sociales”.
Así, ha asegurado que el abuso es un “acto de traición a la confianza” que “condena a muerte a quien lo sufre” y “genera profundas grietas” en el contexto en el que se produce, en este caso en la Iglesia. Por eso, ha defendido que la prevención debe ser un “proceso permanente de promoción de una fiabilidad siempre renovada y cierta hacia la vida y el futuro, con la que los menores deben poder contar”. El papa ha traducido esto en acciones que se opongan “con todos los medios a las tentaciones de seducción e inducción, que solo aparentemente pueden facilitar las relaciones con las generaciones más jóvenes”.