Regina Lynch, directora de proyectos de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) recordó que en marzo se cumplieron 11 años de guerra en Siria, pero lamentó que el aniversario “no ha tenido mucha repercusión en los medios de comunicación”.

Lynch participó recientemente de la conferencia “La Iglesia como casa de la caridad -sinodalidad y coordinación” en Damasco, la capital y segunda ciudad más poblada de Siria.

En una entrevista posterior a su visita, dijo que aunque el conflicto sirio “corre peligro de ser olvidado por los medios de comunicación”, “afortunadamente” el Papa Francisco “sigue expresando su cercanía a la comunidad cristiana de ese país”.

“Yo creo que la asistencia de una delegación vaticana y muchas organizaciones caritativas no sirias a esta conferencia a pesar de todas las dificultades, incluidas carreteras bloqueadas por la nieve y el covid, infunde esperanza en los líderes de la Iglesia y en los cristianos en general”, aseguró.

Las Naciones Unidas informan que desde que estalló el conflicto Siria ha sido testigo de una devastación y un desplazamiento sin precedentes. Asimismo, considera que esta sigue siendo la mayor crisis de desplazamiento del mundo.

Más de seis millones de sirios han huido del país y 6.7 millones son desplazados internos. Con más de 14 millones de personas que siguen necesitando asistencia, el conflicto ha causado un sufrimiento incalculable a hombres, mujeres y niños sirios.

Para la directiva de ACN, es gracias a la fe que se logra impulsar “la ayuda caritativa tan necesaria en una situación que no deja de empeorar”, “especialmente, durante los meses más fríos del año”.

“En muchas partes del país las temperaturas caen bajo cero por la noche y al menos el 90% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, lo que significa que no tienen dinero para comprar combustible para la calefacción o para pagar la electricidad para añadir horas extra a las pocas que suministra la red”, comentó.

Según Lynch “muchos cristianos sirios han sufrido terribles traumas en los últimos once años”.

“Han perdido a sus seres queridos, han sido testigos de una violencia extrema e incluso han sido amenazados de muerte por ser cristianos. Creo que la fe es el motivo por el que muchos han resistido”, dijo.

Lynch narró que el año pasado el equipo de ACN visitó a una mujer cuyo marido fue secuestrado –y probablemente asesinado– por extremistas islámicos en Malula, y “que solo encuentra consuelo en la Iglesia y en la fe, y, en particular, en las religiosas que apoyan a su familia”.

“Para muchos cristianos, la guerra ha tenido un efecto positivo en su fe y ha brindado a la Iglesia la oportunidad de –a pesar de los pesares– poner en práctica sus enseñanzas sobre la caridad y el perdón”, añadió.

También dijo que “hay más jóvenes implicados en las actividades de la Iglesia que nunca”. “Dada la pobreza y los retos de la vida ordinaria, reunirse con otros jóvenes en la iglesia se ha convertido en algo más habitual que antes”, acotó.

Respecto a las sanciones contra el régimen de Bashar al-Assad en Siria, principalmente de Estados Unidos y la Unión Europea, Lynch comentó que estas “afectan a la gente de a pie”.

“La inflación es galopante, por lo que [las personas] ya no pueden financiar medicinas ni operaciones, ni comprar carne ni leche para sus hijos, ni siquiera el billete de autobús para ir a la escuela o a la universidad. Incluso los que tienen parientes en el extranjero no pueden recibir dinero debido a los embargos bancarios. La realidad es que la mayoría de las sanciones en Siria están perjudicando más que nada a la gente normal. Por eso, la Iglesia local se ha pronunciado enérgicamente contra ellas y nosotros coincidimos con ella”, dijo al respecto.

El trabajo de ACN en Siria

Según Lynch “la desesperación está muy extendida entre los cristianos sirios” y por eso a ACN le alegra poder “apoyar iniciativas dirigidas específicamente a dar ánimo a la gente en situaciones desesperadas”.

“Por ejemplo, a través del Christian Hope Center (Centro Cristiano de Esperanza), en Damasco y Homs, financiamos proyectos para ayudar a la gente a reconstruir sus vidas tras la guerra. En todo el país, financiamos campamentos de verano para que los niños pobres estén más arraigados en la fe y encuentren alegría en circunstancias difíciles. Muchos cristianos tienen poca esperanza, pero la que aún albergan proviene de las iniciativas de la Iglesia”, aseguró.

Para la directiva de ACN “sigue urgiendo proporcionar ayuda de emergencia o de socorro para satisfacer las necesidades” de la gente, pero también, dijo que “es importante centrarse en los jóvenes”.

“Hay que reforzar su fe cristiana para que comprendan que tienen un papel que desempeñar en Siria, y también debemos ayudar a las jóvenes familias cristianas económica y espiritualmente”, concluyó Lynch.