Sor André Randon, monja francesa de 118 años y la persona más anciana del mundo, murió en su casa de retiro en Francia.
Hubert Falco, alcalde de Toulon, publicó en su cuenta de Facebook la noticia este 17 de enero, con una breve reseña biográfica, en la que da cuenta de la “partida de nuestra decana de la humanidad, Sor André”.
La religiosa falleció en el EHPAD Sainte Catherine Labouré, la casa de retiro donde residía en Toulon.
“Nacida en 1904, la hermana André Lucile Randon habría cumplido 119 años el 11 de febrero”, día de la Virgen de Lourdes. “Ella era la decano de la humanidad, y gracias a su notable edad conquistó los corazones de todos los franceses”, comentó Falco.
“Pero más allá del símbolo que representaba por haber cruzado el siglo y experimentado dos guerras mundiales, la hermana André fue ante todo una mujer profundamente buena y cariñosa, dedicada a los demás”, agregó el alcalde.
La religiosa también era recordada por haber sido, de acuerdo a los récords Guinness, la persona más anciana del mundo que sobrevivió al covid-19.
La hermana André nació el 11 de febrero de 1904 en Alés, Francia.
Según Famille Chretienne, al cumplir 26 años, abandonó el protestantismo y se convirtió al catolicismo. Fue bautizada en la iglesia San Francisco Javier en París.
En 1944, cuando tenía 40 años y durante la Segunda Guerra Mundial, se unió a la Congregación de las Hijas de la Caridad, fundada por San Vicente de Paúl, y cambió su nombre, Lucile, por el de André en honor a su hermano fallecido.
Se dedicó a servir a niños y ancianos en el Hospital de Vichy, tarea que realizó durante 28 años, siempre con alegría.
Luego de 76 años, la religiosa se mudó a Toulon.
“Hablo con Dios todo el tiempo. ¡Cuando las cosas no van bien, se lo digo y a veces lo regaño por abandonarme! Oye, ¿por qué no puedo escucharte hoy? Nunca me aburro, porque rezo en el tiempo que tengo libre”, narró en una entrevista al youtuber Tibo Inshape.
En 2019, cuando cumplió 115 años, la monja francesa recibió una tarjeta y un rosario bendecido por el Papa Francisco, que desde entonces usaba todos los días.
Su receta para una vida feliz
Al cumplir 116 años, la hermana André compartió al mundo su “receta para una vida feliz”: oración y una taza de chocolate caliente todos los días.
En una entrevista con la televisora francesa BFM, la religiosa señaló que no tenía miedo al coronavirus.
“No, no tenía miedo, porque no tenía miedo de morir. Estoy feliz de estar contigo, pero me gustaría estar en algún otro lugar, reunirme con mi hermano mayor, mi abuelo y mi abuela”, afirmó entonces.