Cuando lo poco es mucho.

Sentir gratitud y tenerse lástima a uno mismo no son compatibles. Al enfocarse y reconocer todo lo que uno tiene cambia la manera de mirar la vida y ayuda a tener una actitud más positiva. Esto no quiere decir negar la realidad y ver todo color de rosa, sino en saber apreciar cada momento y no tomar nada por garantía. La tendencia general es a concentrarse en aquello que falta, aquello que uno quisiera tener, las deficiencias en la vida de uno. Esto oscurece la visión, amarga la existencia y no permite ver todo lo bueno con lo que se cuenta; ya sea la salud propia yo de los seres queridos, un techo bajo el cual vivir, comida, familiares, amigos etc. En cambio cuanto más se agradece, aumenta la percepción de lo bueno que se tiene.

La gratitud es el ingrediente básico para ser feliz. Nos conecta con el mundo, nos engrandece el alma y nos regala un delicioso sabor junto con un aroma difícil de duplicar.

Diana tuvo la gran oportunidad de visitar Tailandia. Siempre le había fascinado la idea de visitar el oriente. Se lo imaginaba como un lugar exótico y especial.

Cuando llegó allí se maravilló por todo lo que vio, pero lo que no se había imaginado es que encontraría tanta pobreza. Le sorprendió la cantidad de casuchas que parecían como cajas de fósforos que se derrumbarían en cualquier instante. Allí las familias duermen directamente sobre el suelo y no cuentan con casi ninguna de las comodidades de las que gozan los países occidentales. Para cocinar se las arreglan con un calentador sobre el piso y unas viejas ollas. Los baños tienen un agujero en el piso y carecen de agua caliente. Pero aún más que la vivienda, lo que más le sorprendió a Diana fue observar a la gente. Ella hubiera imaginado que se trataría de personas tristes, sufridas y quizá resentidas. En cambio, encontró chiquillos semidesnudos que correteaban, se reían, y se divertían jugando en la calle, así como adultos con semblantes tranquilos que saludaban cortésmente con una sonrisa.

Diana se preguntó como podían sentirse contentos viviendo en esas circunstancias.

Al día siguiente se dispuso a visitar algunos templos. Sabía que el lugar estaría repleto de niños que se le acercarían para tratar de vender artesanías. Muchos turistas simplemente los ignoran y siguen caminando. Pero a Diana se le ocurrió que en vez de comprar por lástima o tratar de evadir a los vendedores ambulantes, podría ser ella la que les obsequiara algo. Así que fue y compró una gran caja de lápices negros y algunos anotadores pequeños y baratos.

Cuando se le arrimaron unas chiquillas para ofrecerle sus artesanías, Diana rehusó gentilmente y les regaló en vez, un lápiz y un anotador. La alegría de las niñas se hizo evidente. Comenzaron a hacer reverencias y a agradecer en forma tan vivaz que atrajo la atención de los demás niños y adultos. En pocos segundos Diana se encontró rodeada de un montón de vendedores de todas las edades que le estiraban las manos para obtener un lápiz. Diana se los entregó con una gran sonrisa y luego se dirigió hacia el templo mientras pensaba que en su país, probablemente ningún niño se hubiera interesado por obtener un lápiz negro.

Al terminar su visita y emprender el regreso, se le acercaron dos niñas que llevaban en sus manos artesanías. Diana estaba segura que venían a venderle algo. Para su sorpresa, le dijeron «No queremos vender, solo queremos regalarle algo». Con lo cual, le entregaron unos dibujos que habían hecho con los lápices y las hojas que ella les había dado. Allí habían dibujado soles, flores y habían escrito un gran «GRACIAS». Diana se emocionó mucho e hizo un esfuerzo por contener sus lágrimas.

Aprendió de esta experiencia como hay quienes saben apreciar, disfrutar y crear bellas cosas de lo poco que tienen.

LA RECETArecetas-titulo1

Aprendiendo a dar gracias

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INGREDIENTES

  • 2 cubos de reconocimiento
  • 7 ramitas de agradecimiento
  • 1 pizca de humildad
  • 1 acción positiva diaria
  • 2 cucharadas de alegría
  • 1 cucharadita de gozo por vivir

RecomendaciÓn del chef

La Gratitud nos ubica. Nos da un toque de humildad y nos sensibiliza ya que nos recuerda que ni somos los únicos, ni podemos hacer todo solos. Es una buena costumbre aprender a agradecer por todo y de todo, no te esperes.

MODO DE PREPARACIÓN

  1. La Gratitud es la esencia principal de la naturaleza humana. Cuando uno es capaz de agradecer y reconocer todo lo que lo rodea, es probable que encuentre la razón que le pone sentido a su vida.
  2. Vivir agradecido genera un bienestar que se multiplica a través de las acciones. Entre más gratitud se siente, mejor será la calidad de vida.Se crea una huella que impregna e incrementa continuamente.
  3. Añade sabor a la vida. Vivir con agradecimiento y gozo permite crear momentos y experencias extraordinarios. Con los ingredientes que se cuenta se hacen maravillas.

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Prestigiosa columnista internacional en más de 10 periódicos y revistas que se publican y distribuyen desde Nueva York hasta Argentina Con su famosa columna Recetas para la Vida©. Ganadora por tres años consecutivos del premio de excelencia en periodismo del San Diego Journal Club.