A los hermanos… no se los escoge

¡Qué rápido se olvida lo bien que se pasaban aquellas tardes lluviosas cuando no había nada que hacer y sin embargo, en compañía de los hermanos, uno se divertía tanto! Igualmente ¿cómo se puede dejar de lado la camaradería de las travesuras infantiles, las memorias compartidas, las lágrimas y risas por vivencias familiares que solamente los hermanos pueden recordar? ¿Cómo olvidar el lenguaje secreto que utilizaban los niños cuando llegaban visitas no deseadas o cuando mamá obligaba a comer aquella comida intragable pero que era tan maravillosa para la salud?

Con un hermano te puedes pelear a muerte, sin embargo por tu hermano peleas hasta la muerte. Hubieron veces que querías vivir sin él, a pesar de que realmente no puedes vivir sin él. Un hermano es un fiel compañero por el largo camino de la vida.

Graciela no es la excepción. Tiene seis hermanos y siempre han tenido una buena relación. Pero desde que su madre falleció y cada quien se fue casando, construyendo sus propias familias y mudándose a distintas ciudades, la relación se ha ido distanciando y enfriando. La lejanía los ha hecho un poco extraños en sus vidas diarias.

Paco, el hermano menor, decidió visitar a Graciela y a Marisol, la hermana mayor, a quienes no había visto desde hace tres años. Llegó muy contento con un auto que acababa de comprar y deseaba lucirlo frente a sus hermanas. Quería mostrarles lo bien que le estaba yendo en su nuevo trabajo. Los hermanos se reencontraron con grandes abrazos y compartieron gratos recuerdos. Graciela cocinó un rico guisado que recordaba a la comida de su madre y Marisol trajo un pastel hecho por su hija especialmente para su tío. Pasaron una tarde muy feliz.

No hay detalle demasiado insignificante para platicar; para un hermano, todo lo que tenga que ver contigo es importante.

Desafortunadamente la felicidad no duró mucho. A la mañana siguiente cuando Paco llevó a Graciela al trabajo en su auto, una patrulla los detuvo y acusaron a Paco de manejar un auto robado. Lo arrestaron inmediatamente. Paco insistió en que él le había comprado el auto a su compadre de buena fe. Sin embargo, éste último tenía el teléfono desconectado y nadie pudo localizarlo.

Graciela estaba desolada. Tenía ahorrado un dinero que lo había guardado para el día en que su hija se casara. Pero se trataba de su hermano, aquel que la había protegido de los niños peleadores, que le solía rogar a su padre que no castigara a su hermana por sus travesuras, el que la había acompañado todas las mañanas a pie a la escuela y con el cual compartía un fuerte lazo sanguíneo. Graciela creía en su inocencia y haría todo lo que estuviera a su alcance para ayudarlo. Por eso fue inmediatamente a pedir asistencia a sus hermanos. Quería que entre todos contrataran a un buen abogado para representarlo.

Grande fue su sorpresa cuando sus hermanos se negaron a ayudar. Cada uno tenía sus motivos, desde tener que atender a sus propios problemas hasta cuestionar la integridad de Paco. Incluso, uno de ellos le aconsejó a Graciela que continuara con su propia vida y no se enredara en los problemas ajenos.

Con mucha tristeza Graciela se preguntó a donde habían ido parar todos los años compartidos y que significaba ser hermanos

LA RECETArecetas-titulo1

Hermanos, compañeros en la vida

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INGREDIENTES

  • 1 taza de solidaridad
  • 2 cubos de apoyo
  • 3 rebanadas de perdón y entendimiento
  • 1 manojo de lealtad
  • 2 cucharadas de hermandad

Agregar familia e historias compartidas continuamente

RECOMENDACIÓN DEL CHEF

MODO DE PREPARACIÓN

  1. Un hermano es más que un amigo. Los hermanos son para toda la vida y comparten historias que los amigos desconocen. Cuando se logra tener un fuerte vínculo con un hermano no es indispensable buscar un buen amigo, sin embargo cuando se busca un amigo se espera encontrar alguien que se asemeje a un hermano.
  2. Entre hermanos no hay secretos y es más fácil perdonarse. Se comunican con un lenguaje íntimo donde basta con una simple mirada para entenderse, comparten palabras que no necesitan explicación y secretos sin tener que ser hablados. Se ayudan en periodos de crisis, celebran triunfos y comparten preocupaciones.
  3. Son los más sinceros maestros en la escuela de la vida. Son los únicos que desmienten y dan un toque de realidad por más dura que ésta sea. Explican lo que los padres o maestros no se atreven a decir.
  4. Hermanos y socios. Su lealtad y solidaridad hace que los sobrinos sean como hijos propios, dándoles siempre el mejor consejo, protegiéndolos y compartiendo la responsabilidad de criarlos.

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Prestigiosa columnista internacional en más de 10 periódicos y revistas que se publican y distribuyen desde Nueva York hasta Argentina Con su famosa columna Recetas para la Vida©. Ganadora por tres años consecutivos del premio de excelencia en periodismo del San Diego Journal Club.