Una obra que pudo haber sido escrita por cualquiera pero que afortunadamente fue escrita por un Papa.
Esta encíclica (libro para quienes no son católicos) no es una obra religiosa ni un intento de convertir a nadie. Es más bien un llamado de atención universal que todos deberíamos escuchar con atención.
Un libro que todos deberíamos leer, no solo por la actualidad de su contenido sino sobre todo por su sensibilidad y por la nueva cara que representa.
Con 164 colaboradores de todo el mundo (y sin poder constatarlo me imagino que de todas las creencias incluyendo a los ateos, agnósticos y todos los demás) esta obra me parece casi un giro de 180 grados en la posición de la Iglesia Católica que hace apenas unas décadas prohibía libros y afirmaba la centralidad del planeta en esta Nueva Iglesia (para mí por lo menos) que en su nueva transformación no solo no rechaza a la ciencia sino que ‘exige’ la participación de todos los científicos, de todos los humanos de todas las creencias en un esfuerzo común para salvar al planeta y la humanidad.
Platicando con algunos párrocos llegamos a la triste conclusión de que pocos católicos -y menos no católicos- la han leído y menos aun la han estudiado cuidadosamente, y sin embargo deberían.
No hay que ir a misa para hacerlo, solo hay que querer hacerlo sobre todo porque este libro si bien muestra todos nuestros vicios y debilidades (que nos han colocado en esta situación de emergencia) también subraya nuestras habilidades para retomar el camino y repararlas.
No es una obra meramente ecológica, es una obra social, humana, natural, inclusiva donde se entiende la relación entre pobreza y contaminación, corrupción y destrucción y pobreza, capitalismo sin límites y destrucción del planeta, y todas las fuerzas geo-económico-políticas que se han entrelazado para traernos a donde estamos con todo el peligro que esto representa.
Subraya además la especialmente peligrosa situación de “los pobres” (países y culturas) que como resultado de este proceso van a ser los primeros en recibir el embate del nuevo clima y los mas dañados.
Esta obra pudo haber sido escrita por cualquiera pero afortunadamente fue escrita por un Papa lo que en teoría le da una mayor autoridad moral -por lo menos entre los Católicos- y una audiencia inmediata
Sin embargo con cada vez menos católicos atendiendo misa, y menos aun prestando atención a las palabras de sus sacerdotes parecería que esta obra podría caer en oídos sordos pero esperamos que no lo haga porque su mensaje es claro y contundente:
Hay una relación directa entre cambio climático y pobreza;
Hay una relación directa entre desprecio por la naturaleza y desprecio por la humanidad;
El tiempo para aplicar frenos y cambios en la actividad y actitud tanto de los poderosos como los desposeídos está llegando a la ultima hora y es ahora, en esta ultima hora cuando todos -sin importar religión -o ausencia de la misma- color, raza, idioma, etc. debemos ponernos las pilas y actuar como equipo por el bien de una naturaleza sin la cual, ni con todas las bendiciones de todos los dioses podremos sobrevivir ni os ricos ni os pobres, ni las corporaciones ni las naciones,
Afortunadamente este libro, bastante accesible y comprensible resulta iluminador e inspirador y quizás genere ese movimiento (“ecologista” la llamaran algunos, religioso otros) que nos inspira a cambiar y nos obliga a actuar.
Léala, vale la pena.
Analícela, vale la pena.
Actué sobre sus premisas,
y asegure que este mensaje no se pierda entre múltiples llamados, domingos sin asistencia, feligreses desmotivados y humanos sin destino.
Seguir sus recomendaciones (y lo digo como no católico) es importante si queremos resolver algunos de los peores problemas que aquejan a la humanidad y por inferencia al planeta.
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