En esta última semana los argentinos vimos porTV una marcha multitudinaria, legítima y pacífica, de personas que protestaban contra el plan económico de este gobierno. Considero que la mayoría asistente lo hizo de buena fé, pero muchos de los convocantes que estaban en el palco o en la calle son impresentables que tratan de resguardar sus privilegios.
Los más notorios eran Hugo y Pablo Moyano con causas pendientes en la justicia y donde deberán justificar sus patrimonios y acciones. Hay muchos para nombrar pero si empezamos con los más detestables como Zaffaroni, Moreau, Hebe, De Petri, Menéndez, Espinoza, Magario, Máximo K, Vera, Grabois, etc., no alcanzaría la hoja de un diario para describirlos a cada uno/una (como decía CFK).
Ahora se agregó Monseñor Aguer, miembro de la Conferencia Episcopal Arg., ultraconservador y representante contemporáneo de la Santa Inquisición de los Siglos l4 al 16. Le negó principios y valores morales y naturales e insultó al Presidente de todos los Argentinos. Yo le preguntaría al Arzobispo Aguer que hacía él en La Plata mientras Camps, Etchecolatz y otros torturaban y mataban?
Qué opinión tiene él o la Iglesia sobre Josef Mengele (que vivió en nuestro país cobijado por Perón), cuando hacía experimentos médicos en niños y fetos con vida en Auschwitz; qué pasó con la lista de más de 400 curas que eran parte de los capellanes de las F.A. y de Seguridad, dependientes del Vicario Gral. de la Iglesia Monseñor Bonamín que murió en 1991 pero tomaba café con los asesinos Videla, Massera y otros entre 1976 y 1982.
Qué dijo del atentado a la AMIA, del asesinato de Nisman z’l, que dijo su Iglesia sobre la corrupción, la tragedia de Once,etc. El sí es un pecador que se descalifica a sí mismo. ¿Y el Papa Francisco?. Bien, gracias. Hago mías las palabras de Gilbert Chesterton (escritor inglés 1874-1936):»La Iglesia nos pide que al entrar en ella, nos quitemos el sombrero, no la cabeza».