Como arranque del tercer año del ciclo “La arqueología hoy”, coordinado por el director del Proyecto Templo Mayor (PTM) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, Leonardo López Luján, en el Colegio Nacional, se ofreció una síntesis del Proyecto Arqueológico Magdala, la primera misión de arqueología bíblica desarrollada por mexicanos que recientemente cumplió una década de continua labor en Israel.
Durante la conferencia, la arqueóloga Marcela Zapata Meza, académica de la Universidad Anáhuac del Sur y Directora del Proyecto Arqueológico Magdala explicó que éste es considerado el más importante hallazgo arqueológico israelí de los últimos 50 años, no solo porque las fuentes indican que es el lugar donde nació María Magdalena –quien da nombre al actual territorio– sino porque, en 2009, durante la construcción de un hotel y un centro de peregrinos, se localizaron los vestigios de la ciudad antigua, llamada Tariquea.
Agregó que, ese mismo año, la Autoridad de Antigüedades de Israel ubicó los remanentes de una sinagoga, la primera registrada arqueológicamente a orillas del mar de Galilea y la séptima en Israel, la cual se ha datado hacia el siglo primero de la era común.
Tras ello, el gobierno israelí recibió propuestas de distintas instituciones del mundo para continuar la exploración, otorgando la licencia al Proyecto Arqueológico Magdala, el 28 de junio de 2010, para trabajar un área de tres hectáreas en la zona.
Detalló que el objetivo del proyecto es, mediante la prospección geofísica, la excavación extensiva del terreno y el análisis de los materiales, conocer la historia y la vida cotidiana de Magdala hacia su época de mayor esplendor, en el siglo I.
Asimismo, agregó busca contrastar a fuentes como el historiador Flavio Josefo, contemporáneo a la urbe, con la información obtenida arqueológicamente.
Zapata Meza detalló que entre los principales resultados del proyecto mexicano está el hallazgo, en 2011, de cuatro baños rituales alimentados por manantiales subterráneos, a las orillas del mar de Galilea, así como piezas antiguas de vidrio, dados romanos, vasijas e, incluso, una espada.