Lucas 11:1 Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a ORAR
Y les dijo: Cuando oréis, decid:
Padre nuestro, que estas en los cielos, esta expresión denota la autoridad y posición que el Padre, el Dios eterno tiene sobre el hombre y toda la tierra.
Donde mora dios? de acuerdo a 1 Reyes 8:39 dice que el oirá en los CIELOS, en el lugar de su morada, y perdonará, y actuará, y dará a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón el conoce.
Santificado sea tu nombre, El se nos ha revelado en Filipenses 2:9 -11 con el nombre que Dios exalto a lo sumo
- Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
- para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
- y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Debemos santificar este nombre en nuestra forma de vivir, en el día a día, que los demás puedan percibir que el Santo que mora en nuestro interior también nos está santificando cada día, no de una manera religiosa sino de una manera muy práctica y sencilla, en los actos más simples y cotidianos, la manera como somos con nuestra familia, la manera como vestimos, la forma como hablamos.
1 Pedro 1:15 sino, como aquel que os llamó es SANTO, sed también vosotros SANTOS en toda vuestra manera de vivir
Venga tu reino, el Reino de los Cielos se ha acercado en la persona de Jesucristo por este motivo el declaró en Mateo 4.17 Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.» Nosotros somos los ciudadanos del reino que viven la vida del reino, en sencillas palabras un pueblo que tiene un Rey, un pueblo que se somete a él y que es regido bajo las leyes de su reino.
Hágase tu voluntad como en el cielo así también en la tierra, ciertamente la voluntad de Dios ya se ejecuta en los cielos pero es en la tierra donde aún la voluntad de Dios no es llevada a cabo, Dios desea que el hombre recupere la autoridad y señorio que le fue otorgado en un principio, de señorear y sojuzgad la tierrra.
Hoy en día la tierra está gimiendo y espera la manifestación gloriosa de los hijos de Dios, la creación gime para que se restablezca el orden total en el universo.
El pan nuestro de cada día dánoslo hoy, el alimento físico es importante para la supervivencia del ser humano sin embargo el pan nuestro de cada día es su palabra, ya que Jesús dijo en Mateo 4:4 Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. La palabra de Dios es nuestro alimento espiritual y es la que nos sustenta día a día.
Y perdona nuestras deudas, como también perdonamos a nuestros deudores
Marcos 11:26 Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.
Recordemos muchas veces perdonar es una decisión que no unicamente hace libre al ofensor sino que libera al ofendido.
No nos metas en tentación y libranos del mal
La tentación es el deseo de realizar una acción inmediatamente agradable pero probablemente dañina a largo o corto plazo.
Podríamos definir la tentación como aquella atracción hacia algo que, si somos sinceros, realmente “queremos hacer”. Lo más difícil de la tentación es que, tiende a contar con nuestra complicidad, y es allí donde radica su extraña fuerza.
Para que podamos considerar algo como una tentación, debe ser algo que nos atrae fuertemente y que nuestro cuerpo parece desearlo irresistiblemente. De esto podemos concluir que, lo que es una tentación para mí, no lo es, necesariamente, para otro.
La solución o la forma de escapar o de ser librados del mal es que pidamos ayuda por medio de la oración. Aunque sintamos que estamos casi derrotados, nuestro espíritu clama desesperado por ayuda porque sabe que no se debe hacer aquello que aparentemente queremos hacer. Cuando confesamos que necesitamos ayuda, cuando pedimos a Dios que nos ayude el auxilio llega de forma inmediata y es el amor a Dios y el deseo de no ofenderle el que nos guarda cumpliéndose la promesa: “Sabe Dios guardar sin caída a los que le aman”.
La solución a la que, tristemente, muchas veces no recurrimos cuando estamos en riesgo de caer ante una tentación, está disponible para todos. No se trata de personas más santas que otras, los cristianos reconocemos que somos pecadores, que del corazón proceden los malos pensamientos y los malos deseos, sin embargo, tal como lo enseñó el apóstol Pablo, la solución está en vivir dando prioridad a lo que el Espíritu de Dios nos dice o nos advierte en forma oportuna, porque en eso consiste vivir en el espíritu, atender a la voz de Dios en nosotros mismos como la ley interior de vida escrita en nuestra mente y en nuestro corazón.
FINALMENTE PODEMOS DECLARAR Y CONCLUIR JUTAMENTE CON DIOS EN NUESTRO ESPIRITU
QUE DE EL Y SOLO DE EL
Es el Reino, y el Poder, y la Gloria por los siglos de los siglos AMEN