Perspectiva sobre el aislamiento: palabras del rabino Dr. Bernhard Rosenberg

Muchas personas, confinadas al aislamiento e incluso a la soledad en estos momentos para enfrentar el coronavirus, a menudo se comparan con los judíos que pasaron meses y años ocultándose de los nazis que cazaban y mataban judíos en 21 países durante la Segunda Guerra Mundial.

El rabino Dr. Bernhard Rosenberg les pide a todos que pongan esa comparación inmediatamente en perspectiva. En las conmovedoras palabras del rabino Rosenberg:

– «Para aquellos de nosotros que somos hijos de sobrevivientes del Holocausto, sabemos muy bien cómo vivieron nuestros padres para sobrevivir.

Se escondieron, no tenían comida, ni ropa, ni atención médica, ni papel higiénico.

Estaban apiñados en escondites sin aire fresco y no podían hacer ningún ruido o los nazis los matarían.

Duró mucho más de lo que esto durará, para algunos hasta 4 o 5 años.

Perdieron su educación, sus almas, su juventud.

No había supermercados, teléfonos celulares, radios ni comunicación con el exterior.

Preferiría que los medios de comunicación dejen de asustarnos hasta la muerte, lo que genera miedo y pánico.

Solo díganos qué hacer, sin opciones.

SI uno viola la orden, esa persona debe ser castigada.

Durante la Shoah estaban los débiles y los fuertes, los jóvenes y los ancianos, los buenos, los malos y los feos. Algunos compartieron otros no. Digan  Tehillim (Salmos) y reza.

No temo por mí mismo, pero temo por mi esposa, hijos y nietos. Recordemos los horrores que sufrieron nuestros padres y no tengamos tanto miedo. Tengamos esperanza y no entremos en pánico.

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Anotaciones del editor:

Para «aprovechar» la oportunidad para poner todo en perspectiva incluyendo tanto el nivel de inseguridad y temor de algunos de nosotros y al mismo tiempo entender mejor lo que que pasaron quienes vivieron el holocausto,  déjenme recordarles algunas similitudes y diferencias:

Hoy, no sabemos si esto durará 30, 60, 90 o 120 días, pero sabemos que terminará porque así sucedió en China. Durante el Holocausto, las personas no sabían cuando terminaría, pero lo asumían: cuando fueran capturados, ya que, sobre todo durante los primeros cuatro años (si, ¡los primeros 48 meses!) la derrota alemana era inconcebible ante la caída día a día de otro país bajo su dominio, lo que provocó que los sobrevivientes vivieran en un mundo de soledad y miedo en 21 países y sin ninguna luz al final del túnel.

A diferencia de nosotros ellos no solo se «distanciaron socialmente» sino que tuvieron que esconderse, aislarse por completo.

Quienes no se ocultaron o escaparon con sus hermanos, padres, abuelos o amigos, desconocían la suerte que corrieron, agregando aún más ansiedad a la de por si horrible situación.  Ellos no perdieron uno o dos meses de trabajo perdieron su educación, sus familias, su inocencia, su vida.

Si tomamos distancia con esta perspectiva, podríamos entonces concluir que lo que hoy sucede, sin ser un jardín de rosas, no es tan tremendo como podría ser y que lo mejor sería que todos los medios de comunicación, sus reporteros, locutores y coordinadores deberían tener la madurez y la calidad humana para detenerse y meditar.

Si no saben lo que dicen, cállense.

Si no entienden lo que pasa, cállense.

Si no tienen perspectivas, cállense.

Llévense sus miedos, sus lloriqueos, su falsa información o información a medias, sus comentarios para quedar bien ante tal o cual autoridad y cállense.

Los que los escuchamos -muchos- si reconocemos su ignorancia y los marcaremos para siempre como las voces que solo agregaron miedo, desinformación, ruido y negativismo a una situación de por si mala.

Dejen de generar miedo y pánico para justificar sus salarios y lo mal que hacen su trabajo.

Sirvan de farol para llegar al final -que sabemos está a la vuelta de la esquina- y ayúdenos, con instrucciones claras a llegar más rápido y más sanos.

¿Y ustedes, como quienes ser recordados? ¿Cómo líderes o como infunde-miedos?  ¿Cómo adultos o como espantapájaros?