«Algunas personas piensan que vivir una vida en rendición es vivir en constante sacrificio. Yo veo el sacrificio como el lugar más seguro para vivir» Judah Smith (How`s your soul, p. 130)
Hace una semana tuve una increíble experiencia con Dios. De esas que no te esperas, y que son una gran prueba a tu corazón.
El martes por la mañana decidí entrar a una clase de liderazgo personal donde se habló mucho acerca de la dependencia y el sacrificio, haciendo énfasis no el por qué Dios no permite cosas en nuestra vida, sino en quién nos convertirnos en el proceso de madurar y entender que lo que tenemos en realidad no es nuestro, sino que nos lo es dado todo por gracia y amor.
Horas después tuvimos una llamada de mi jefe con la noticia de que muy probablemente recortarían gente… aunque fue una sorpresa para todos, sabemos que estamos viviendo tiempos complicados y que todo cambia de un día para otro.
Cuándo recibimos esta llamada todo me indicaba que yo sería una de esas personas que recortarían, ya que he estado en un periodo de capacitación un tanto largo por la situación de estar trabajando en casa.
Acabe de trabajar y corrí a mi cuarto a desahogarme con Dios… y claro a imaginarme muchos escenarios en mi cabeza. Después de un rato tranquilicé mi corazón y finalmente mi oración comenzó a convertirse en una conversación con mi Papá, más que un vomito emocional (tu me entiendes… & aunque a Dios le encanta que nos desahoguemos con él, también es increíble escucharlo).
Oré y aun en medio de mi incertidumbre abrí mis oídos a los que hace unas horas me había recordado: «Todo lo que tienes te lo he dado. Si dependes de mi nada te hará falta. El sacrificio que te pido no es por que quiero que sufras, sino porque quiero que vivas en completa confianza de que Yo basto en tu vida».
Decidí entregarlo… así como Abraham decidió rendir y entregar a su hijo cuando Dios se lo pidió, aun sabiendo que Dios mismo le había dado ese hijo, -el cual anhelaba y amaba más que cualquier cosa-. Decidí entregarle mi trabajo a Dios, porque entendí que Dios mismo me dió ese trabajo. Y si me lo pedía de vuelta es porque quería asegurarse de que mi corazón estuviera en el lugar correcto (poniéndolo a él como Primer Plano) & confiando que él me daría algo mejor.
Los días siguientes solo fueron confirmación de que mi corazón estuvo prueba. No me despidieron, al contrario me felicitaron por mi esfuerzo y mi trabajo en este periodo y ya me dieron un nuevo horario y más formalidad en mi capacitación.
¿Cuántas veces Dios te ha pedido entregar?
¿Cuántas veces has sido capaz de rendir tu corazón y sacrificar más de ti para experimentar más de él?
En mi caso: una relación, ilusiones de un futuro con una persona, dolor, desilusiones, miedos, inseguridades. Tuve que desaprender muchos patrones que había estado viviendo con ellos por mucho tiempo. Entregue más de mi tiempo, más de mis planes, más de mí. Ahora mi trabajo y mis proyectos profesionales…
¿Qué te ha pedido Dios en este tiempo rendir a sus pies?
Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera! (Salmos 1:3)
Este versículo habla acerca de los rectos de corazón. Son aquellas personas que florecen y no se marchitan en las pruebas y hacen crecer fruto que abunda para ellos y para alimentar a otros. Son aquellas personas que confían en Jesús como su fuente de agua y alimento, donde permanecen plantados.
Yo anhelo vivir así, como una persona que pasa las pruebas porque le es ligero rendir su vida a la fuente de todo lo que tiene. Y esto lleva a tener una vida plena, fructífera y efectiva.
¿Cómo vivir una vida así de plena, fructífera y efectiva?
Sí, la rindes… pero no lo haces solo.
Te rodeas de gente que te guíe, te anime y ayude en este paso de fe… No es fácil rendir cosas que anhelamos, no es fácil soltar sueños, no es fácil entregar personas e ilusiones, no es fácil entregar un trabajo y tus ingresos económicos. Pero cuando estas rodeado de gente que también vive una vida rendida a los pies de Jesús, tu vida comienza a parecerse a este árbol plantado.
Esta es la esencia de Segundo Plano & te comparto esto con mucho agradecimiento y aun sin entender muchas cosas, pero cuando me permito no cuestionar, sino confiar y rendir cada área de mi vida, veo como Dios respalda, mueve montañas y acomoda todo a mi favor. DIOS ES DEMASIADO BUENO.
Aprendamos a vivir una vida en rendición a los pies de Jesús & estemos rodeados de gente correcta que tiene el mismo sentir: vivir una vida plena, fructífera y efectiva.
P.D. Como referencia utilicé el libro How`s your soul? de Judah Smith… ¡LIBRAZO! tienes que conseguirlo!