Acompáñame a leer esto y permite que Dios te hable a través de esta historia:
…La sesión nocturna trató el tema «Cómo sanar la herida» y las mujeres habían sido despachadas a una hora de pacto de silencio para que que pudieran oír a Dios. Le estaban pidiendo a Dios que les revelara las mentiras bajo las que habían estado viviendo, las sentencias con las que habían estado de acuerdo y los pactos que habían hecho como resultado. Habíamos pedido a Dios en oración, gracia y valor para renunciar a esas mentiras, a pesar de lo ciertas que pudieran parecer, y que invitaran a Dios a sanar sus corazones heridos y hablara verdad. Las mujeres estaban tomando notas, orando, llorando, buscando a Dios e invitándolo a los lugares más ocultos de sus corazones para revelárseles y recibir sanidad.
Susie regresó a su habitación para escribir en su diario, al igual que dos de sus compañeras de cuarto. La primera mentira del Enemigo que ella se dio cuenta que había creído y vivido toda su vida era: «No hables, no hables, no hables». Sin saberlo, una de sus compañeras de cuarto estaba escribiendo en su diario que la mentira clave bajo la que había estado viviendo era: «No tienes nada de valor que ofrecer. No ofrezcas nada, no ofrezcas nada, no ofrezcas nada». La otra compañera estaba escribiendo la mentira bajo la que había estado viviendo y creyendo: «Nadie sacará la cara por ti. Eres muy problemática. No pidas nada, no pidas nada, no pidas nada».
Fue entonces que «No pidas nada» comenzó a tener a tener un serio ataque de asma y ella no sufre de asma. Los hijos de Susie o»No hables» sufren de asma y ha estado inumerables veces en salas de emergencia con ellos, por lo que de inmediato reconoció de qué se trataba. Pero estaba cumpliendo con un pacto de silencio. No se supone que hable. Su mentira le está gritando: «No hables», pero aún así se arriesga a preguntarle a la mujer que parecía estar asfixiándose: «¿Estás bien?». La mujer casi sin aire, la despacha diciendo: «Estoy bien», mientras tanto está oyendo: «¡No pidas nada! ¡No pidas nada! ¡No pidas nada!».
«No ofrezcas nada» está viendo, oyendo y sintiendo que su compañera está en problemas, pero está paralizada, creyendo que no tiene nada que ofrecer. Está oyendo: «¡No ofrezcas nada, no ofrezcas nada, no ofrezcas nada!». Las tres continúan esto durante unos minutos críticos.»No hables», «No ofrezcas nada», «No pidas nada»… un triángulo de muerte, hasta que Susie o «No hables» ve que su compañera de cuarto se está poniendo azul, jadeando desesperadamente y en urgente necesidad. «No hables» hala a «No ofrezcas nada» y grita: «¡Necesito tu ayuda!». Ambas se acercan a «No pidas nada» y comienzan a orar pidiendo la ayuda de Dios… «No ofrezcas nada» ofrece su fuerza y se une en oración e inmediatamente «No pidas nada» es liberada y respira profundamente. Fue salvada. Rescatada. No era asma. Era un ataque espiritual.
Las tres mujeres estaban sorprendidas y comenzaron a comentar sobre cuáles eran sus mentiras clave. Se maravillaron al darse cuenta que Dios había venido a ellas y había destronado sus mentiras. Las había expuesto tal y como eran en una dramática intervención. «No digas nada» necesitaba hablar. «No ofrezcas nada» necesitaba ofrecer. «No pidas nada» estaba en necesidad y merecía que pelearan por ella…
(Cautivante, John y Stasi Eldredge pp. 200-201)
¿Qué mentiras has permitido que estén en el trono de tu corazón? ¿Qué mentiras te han impedido ayudar o pedir ayuda?
Cuando leí esto no pude dejar de llorar… somos personas demasiado sensibles a las voces que están a nuestro alrededor. Pero no todas las voces son correctas. Puede que la voz que hayas escuchado hasta el día de hoy, te esta impidiendo sanar, perdonar, y lograr el propósito que Dios tiene para ti.
Hoy te escribo esto porque he reflexionado y escarbado mi corazón. & me encontré con la mentira MAS FALSA pero que se sintió TAN REAL en estos meses pasados: «No eres suficiente hermosa. No eres suficientemente capaz ni talentosa. No eres suficiente para que luchen por ti. No eres suficiente para que te amen. No eres suficiente, no eres suficiente, no eres suficiente».
Escuché esta mentira por más de un año y la escuche tanto que así como las mujeres de esta historia, ya hasta vivía con ella. La hice realidad y comenzaba a aceptar que efectivamente, no fui suficiente.
«… Dios había venido a ellas y había destronado sus mentiras. Las había expuesto tal y como eran en una dramática intervención…«
Dios no iba a permitir eso en mi vida por más tiempo, así que con una interrupción (a mi parecer caótica y nada que ver con mis planes) vino a sacudir mi situación y recordarme lo que tenía que ser recordado en mi corazón. Vino a destronar esa mentira y de nuevo Jesús vino a sentarse en Su lugar, en el trono de mi corazón.
Jesús ya lo ha hecho por ti y por mí, ha destronado toda mentira con una hermosa señal: la cruz. Esa señal que significaba muerte, hoy significa vida, amor y resurrección de lo muerto.
Mi oración por ti es que hoy puedas nadar en la profundidad de tu corazón y observar qué mentira o mentiras has estado escuchando. Que permitas que Dios interrumpa tu situación y destrone cada una de ellas. Que a través de ese proceso puedas vivir en paz, sanidad y mucha restauración.
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