El CAIR destacó que el decreto firmado este lunes por Trump es una “versión 2.0” del que el mismo presidente emitió a sólo una semana de asumir el poder, el 20 de enero pasado, y que provocó una ola de protestas dentro y fuera del país, y que finalmente fue suspendido por dos instancias judiciales por considerarlo discriminatorio y anti constitucional.

El nuevo decreto excluye a Irak como uno de los países vetados, pero mantiene a Siria, Somalía, Yemen, Sudán, Libia e Irán.

El CAIR no fue la única organización que consideró que el nuevo decreto es apenas una versión más cuidadosamente escrita que la anterior.

“No se equivoquen: esta versión reescrita tendrá el mismo impacto, pese a evitar los procesos legales que lograron que el decreto inicial fuera implementado. Es una prohibición contra los refugiados. Es una prohibición contra los musulmanes”, sentenció en su página de Facebook el Church World Service, una coalición de organizaciones cristianas de distintas denominaciones que ayuda al gobierno estadounidense a reubicar a refugiados en el país.

La Red de Acción Franciscana también calificó al decreto de Trump como una prohibición “de facto” contra los musulmanes y advirtió que está en contra de los valores católicos más básicos.

“Al mismo tiempo que nos oponemos a las prohibiciones y los dañinos decretos, rezamos para que se produzca un cambio en las mentes y los corazones de este gobierno y de los legisladores que apoyan medidas anti refugiados y anti inmigrantes”, anunció la subdirectora de la organización, la monja Marie Lucey, en un comunicado.

Por otra parte, World Relief, una asociación protestante que ayuda a reubicar refugiados en el país y que reunió a más de 500 líderes cristianos conservadores para repudiar al anterior decreto anti inmigratorio de Trump, volvió a condenar la política del nuevo gobierno.

“Mientras apoyamos a nuestro gobierno cuando garantiza nuestra seguridad, creemos que la compasión y la seguridad no son mutuamente excluyentes. Creemos que el decreto simplemente sigue siendo desproporcionado”, sentenció el presidente de la organización, Scott Arbeiter, en un comunicado.

Varias organizaciones de la comunidad judía estadounidense se sumaron también a los pedidos de que el gobierno de Trump reconsidere su posición anti inmigrante y anti refugiados.

El decreto es “más de la misma islamofobia que apunta contra los musulmanes”, advirtió T’ruah: The Rabbinic Call for Human Rights.

“La comunidad judía entiende más que bien el peligro de comprometer las libertades civiles de cualquier grupo nacional, étnico o religioso, o de hacer responsables a comunidades enteras de las acciones de individuos. El decreto de hoy debilita nuestros valores y la fibra moral sobre la que se construye nuestra nación”, aseguró al organización en un comunicado.