Los trabajos de restauración en la Basílica del Santo Sepulcro han terminado, y los peregrinos y visitantes y los fieles podrán ver las renovaciones después de una ceremonia de inauguración en la Basílica el miércoles 22 de marzo, anunció el miércoles por la noche el Patriarcado Latino de Jerusalén.
Los trabajos de restauración de la tumba de Jesús comenzaron en mayo de 2016. Diez meses más tarde, con la ayuda de generosos benefactores, pronto sacarán completamente los andamios. A principios de marzo, la obra estaba en su fase final y se centró especialmente en la parte no visible de la tumba.
Los trabajadores de restauración ahora están dedicando su tiempo al fortalecimiento de la estructura para prevenir los movimientos sísmicos y preservar la tumba en caso de un terremoto, como el que sucedió en 1927, que debilitó el Edículo.
El último fortalecimiento estructural de la Anastasis se remonta al realizado por los británicos en 1947. No pudieron completar la restauración porque no había acuerdo entre las comunidades ortodoxa, armenia y franciscana, que comparten la custodia de la Basílica.
Por primera vez desde el statu quo de 1857, finalmente se alcanzó un acuerdo entre las tres denominaciones, que fue esencial para el éxito de los trabajos de restauración.
El padre Dobromir Jasztal, vicario de la custodia de Tierra Santa, dijo que este fue un “momento histórico para la Basílica del Santo Sepulcro y para nuestra presencia en Tierra Santa”.
“Como en todos los proyectos de este tipo, no fue posible evitar algunas dificultades”, dijo, pero sin embargo expresó una “buena cooperación fraterna” entre las denominaciones”.
El delicado proyecto, con desafíos técnicos y ecuménicos, da esperanza, dijo Jasztal.
“Siempre hemos sido capaces de enfrentar y resolver problemas con la cooperación fraterna”, dijo. “Esperamos que en el futuro, si fuera necesario, otros proyectos puedan ser planificados, aprobados y llevados a cabo por las tres comunidades, en beneficio de la Basílica”.
Hoy en día, poco queda de la iglesia que Constantino consagró el 13 de septiembre de 335. Tomó más de 10 años construir la iglesia original, en lo que entonces era la ciudad de Aelia Capitolina, encima de lo que fue un templo de Afrodita. Durante la demolición, descubrieron una serie de tumbas, una de las cuales era de José de Arimatea.
Menos de 300 años después, durante tres días, la invasión persa destruyó el complejo constantiniano de la iglesia. La tumba de Jesús, dicen los historiadores de la iglesia, fue destruida en 1009 después de que el califa Hakim dio una orden para destruir todas las iglesias en el Medio Oriente. Sus soldados golpearon la roca con combos, y los restos están cubiertos por el Edículo.
La iglesia pasó por un renacimiento en la era de los cruzados, con los soldados del Papa reconstruyendo la iglesia en ruinas y unificando las capillas adyacentes. El sagrado sitio adquirió una importancia extrema para los soldados, con el escritor Terry Trainor escribiendo en Bedlam. Santa María de Belén que “ningún cruzado podría considerar su viaje completo a menos que hubiera orado como un peregrino en el Santo Sepulcro”, y que el líder cruzado Príncipe Godofredo de Bouillon se declaró Advocatus Sancti Sepulchri (Protector del Santo Sepulcro).
El edificio fue cerrado después de la conquista de Tierra Santa por Saladino, y la iglesia eventualmente se destruyó ya que los fieles tenían acceso limitado al lugar sagrado.
En el siglo XIV, por medio de una bula papal, los franciscanos se tomaron la iglesia. Durante los siglos siguientes, la iglesia sobrevivió a incendios y terremotos, y fue renovada y reparada varias veces. Hoy, seis denominaciones – ortodoxas griegas, ortodoxas armenias, católicas, coptas egipcias, siríacas y etíopes – celebran sus ritos en la iglesia y tienen una participación en el edificio.
La finalización de la restauración de la tumba se celebrará con una ceremonia de inauguración que será un signo de unidad, reuniendo a todas las comunidades, autoridades y representantes de las Iglesias de Tierra Santa, así como a muchos religiosos, fieles y benefactores , comunicó el Patriarcado Latino.