El Señor trata con nuestro corazón para que podamos tener una relación apropiada con El.
Analicemos el versículo Mateo 5:8
“Bienaventurados los de corazón puro, porque ellos verán a Dios” Mateo 5:8
Tener un corazón puro es mucho más profundo que tener un corazón limpio, el corazón se limpia al creer que la sangre de Jesús nos ha limpiado de todo pecado y un corazón limpio además es aquel que ha tratado con la falta de perdón y que está libre de ofensa, un corazón que ha tratado con el resentimiento y/o la falta de perdón, sin embargo si usted desea avanzar en la senda espiritual debe proseguir a la siguiente etapa de obtener un corazón puro.
El corazón puro es aquel que no tiene mezcla de componentes que produzcan aleación, si estamos revueltos y complicados es porque tenemos muchas metas, tales como ambiciones personales por lo tanto nuestro un corazón estará aleado, esto no significa estar sucio sino significa no tener una sola meta y un solo propósito, de amar a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todas nuestra fuerzas. Marcos 12:30.
El versículo dice: Bienaventurados los de corazón puro no los de corazón limpio, porque? Porque ellos verán a Dios. De ninguna manera imagine que ver a Dios es tener una aparición y mirarlo en una zarza ardiendo, usted vera a Dios en todos los actos de su vida, en todas las situaciones de su vida, en sus momentos de alegría y en sus momentos e tristeza, en su soledad, en su desesperación ciertamente vera a Dios, tendrá la certeza de que Él está presente pastoreándole día a día, disipando su soledad, su tristeza, renovando sus fuerzas cada mañana, esto significa tener un cielo despejado.
Si usted está buscando obtener más del Señor en su vida espiritual pero al mismo tiempo busca otras cosas terminara confundido y enredado, si siente que esta es su condición actual permítame decirle que su corazón debe ser purificado de muchas cosas, que cosas? Cada uno ore al Señor y ore tal como el salmista pidió “Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón. Salmos 26:2 como resultado podremos acercarnos a Dios con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, sabiendo que Él está con nosotros, nos escucha y nos recibe.