Es verdad que la biografía del Papa San Juan XXIII, está llena de actos buenos y heroicos que han logrado por parte de la Iglesia Católica el reconocimiento de su santidad. Hombre generoso y noble que como Pontífice ganó el título del “Papa bueno”. Muchos han afirmado que este Papa marcó un antes y un después en la relación del cristianismo con el judaísmo. Mencionaré a continuación algunas de las acciones que han llevado a los historiadores a reconocer tan bellamente a este Papa.
El Padre Angelo Giuseppe Roncalli, fue consagrado obispo el 3 de marzo de 1925 y años después fue nombrado por el Papa como delegado apostólico a Turquía el 30 de noviembre de 1934. Aquí tuvo trato cercano con el Rabino Markus de este país y también con Isaac Herzog Gran Rabino de Tierra Santa.
Sabemos que durante la segunda guerra mundial ayudó a la tripulación de la nave del Puerto de Constanza que llevaba niños huyendo, que atravesó el Mar Negro y llegó a Estambul. Este navío iba a ser redirigido a Rumania y Mons. Roncalli logró mediante la ayuda del embajador Alexander Cretzianu que llegara a una nación neutral, salvando la vida de estos pequeños.
También es reconocido el hecho que emitió numerosos certificados de inmigración obtenidos por vía diplomática a favor de judíos italianos, rumanos, alemanes, croatas, eslovacos, griegos, franceses, que tenían por destino llegar a Palestina. Algunos fueron reconocidos como dialogantes de la representación pontificia a los que les daban protección. Se emitieron certificados de bautismo que ayudaron a muchos judíos a salvar su vida. Las cifras conservadoras hablan de 24,000 personas, sin embargo, fuentes cercanas al Vaticano han llegado a afirmar que fueron alrededor de 80,000.
Apoyó a que el 30 de Octubre de 1947 se llevara a cabo la reunión del Dr. Moshé Sneh, responsable de la Agencia Hebrea Europea con el Cardenal Domenico Tardini. En dicha reunión se solicitó apoyo para inlfuir en las decisiones de la asamblea general de la ONU en donde se trataría sobre la partición y la fundación del Estado de Israel.
Sobre estos momentos tan complejos de la historia y el apoyo crucial del Obispo Roncalli contamos con una evidencia singular: La dedicatoria de un ejemplar del libro De Flavio Josefo, “Antigüedades Judías”, que se conserva en la Nunciatura de Estambul, con la siguiente dedicatoria: “Drr. Wettman y la Sra. Bauer en nombre de los judíos de Palestina y otros lugares el 25 de Julio de 1943 en signo del reconocimiento por los múltiples servicios en beneficio de los judíos durante los dolorosos años 1942-1943”; un documento que nos prueba la inmensa gratitud de la comunidad judía para con quien sería el Papa Juan XXIII.
Cuando fue electo Papa el 28 de Octubre de 1958, pidió que se tuviera la atención de informar su nombramiento de modo oficial al Estado de Israel, a pesar de que no había reconocimiento diplomático en esos tiempos. Pronto recibió la respuesta telegráfica del Gran Rabino Isaac Herzog diciéndole: “Sinceras bendiciones”.
Ya como Papa pidió en 1960 que se quitara de los textos litúrgicos cualquier palabra que pudiera resultar ofensiva a los judíos, expresamente de la liturgia del viernes santo. Esta sin duda fue la primera de las acciones concretas que como Pontífice, marcaron el compromiso de amistad del Papa Roncalli.
El 17 de Octubre de 1960 recibió a los miembros de la comitiva de la United Jewish Appeal de la Jewish Study Mission, con el Rabino Herbert Friedman, fue un encuentro cálido en el que el Rabino agradeció su apoyo en Turquía. El Papa Juan XXIII respondió de un modo que sorprendió a todos. Dijo: “Yo soy su hermano…todos somos hijos del mismo Padre….venimos del Padre y debemos volver al Padre” un saludo que desde luego, bíblico recordando a José, mostró la hermandad que une de un modo suave pero cercano y cierto.
Se cuentan sobre el paseo del Papa en su coche el 17 de Marzo de 1962 y cuando pasó por el barrio de Lungotevere, llegando a pasar al frente de la Gran Sinagoga de Roma. Coincidió que un grupo de judíos salían del lugar a lo que el Santo Padre detuvo la marcha de su vehículo, salió sonriente y ante el asombro de las personas ahí reunidas el Papa decidió bendecir a los judíos ahí presentes. Los judíos asombrados se reunieron en torno a él correspondiéndole con aplausos. Este hecho inédito e histórico lo atestiguó el Gran Rabino Elio Toaff. Fue la primera vez en la historia que un Papa bendijera a la comunidad judía.
Previo al inicio del Concilio Vaticano II, apoyó la creación del documento Decretum de Iudaeis, que sirvió de inspiración para el Histórico Decreto Conciliar: Nostra Aetate. En dicho documento se afirma: “Los errores realizados contra los judíos en el pasado y en el presente: Quien desprecia o persigue a este pueblo, hace daño a la Iglesia Católica”
Otro hecho histórico aconteció cuando fue anunciado que el Santo Padre moría, y las personas se reunieron en la Plaza de San Pedro, el Rabino de Roma al enterarse salió acompañado de algunas personas de la comunidad judía a la Plaza para rezar por el Santo Padre.
Tal ha sido el impacto de este pontificado que la International Raoul Wallenberg Foundation ha solicitado en febrero de 2011 a Yad Vashem que incluya al Papa Juan XXIII como justo entre las naciones (Jasidei umot ha olam). Este es un proceso que aún sigue en marcha.
La investigación continúa y seguramente encontraremos otros hechos relevantes que con el tiempo iremos descubriendo. Estos que he mencionado sin duda iniciaron un acercamiento histórico de la Iglesia Católica con el Judaísmo gracias al Papa Bueno, un Papa que marcó el rumbo de ambas comunidades que actualmente siguen trabajando en el respeto, el conocimiento y la amistad.