Es posible que le sorprenda saber que Génesis 4:26 nos dice que la práctica de invocar el nombre del Señor comenzó hace mucho tiempo, con la tercera generación de la humanidad, cuando el nieto de Adán Enos nació:

Génesis 4:26 Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a INVOCAR el nombre de Jehová.

Pero ¿Por qué los hombres comenzaron a  hacer esto?

ENOS (anash)  significa mortal  y frágil,  usado en el contexto de pena incurable, enfermo o maldad. En los tiempos de Enós fue que la humanidad comenzó a desafiar a Dios.

Debido a la caída del hombre, el hombre era frágil y sin Dios, el cual era el significado de su existencia. Desde la existencia de Enós, el hombre se dio cuenta tanto de su vacío como de la vanidad de una vida ausente de Dios al igual que de su fragilidad y mortalidad.

Así que comenzaron a invocar el nombre de Jehová, la palabra hebrea para Señor. El nombre de Jehová significa Yo soy el que soy. Él es el Dios eterno, el Único que es. Todo lo demás no es. El hombre mortal y frágil se dio cuenta que necesitaba al Dios eterno.

La condición humana en la actualidad es la misma que en los tiempos de Enós. Todavía somos frágiles y mortales, y a menudo la vida es confusa, llena de disturbios e incluso abrumadora. Estamos limitados física y psicológicamente. Necesitamos al Dios eterno.

Miremos cuales son algunos de  los beneficios que recibimos cuando invocamos el nombre del Señor.

2 Samuel 22:4 INVOCARE a Jehová, quien es digno de ser alabado,
Y seré salvo de mis enemigos.

 2 Reyes 5:11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie INVOCARA  el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra.

Salmos 91:15 Me INVOCARA, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.

Jeremías 29:12 Entonces me INVOCAREIS, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré;

SOMOS SALVOS

En el Nuevo Testamento, el nombre del Señor es Jesús. Romanos 10:9 dice: “Que si confiesas con tu boca a Jesús como Señor, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.

Cuando creemos e invocamos el nombre del Señor Jesús, confesándolo con nuestra boca, somos salvos eternamente del juicio de Dios; somos perdonados, justificados en Cristo y nacemos de nuevo de la vida divina de Dios.

Hechos 2:21 Y todo aquel que INVOCARE el nombre del Señor, será salvo.

No obstante, la primera vez que invocamos el nombre de Jesús es tan sólo el principio. Después de nuestra salvación inicial, al invocar el nombre de Jesús podemos continuar disfrutando nuestra salvación completa en Cristo. Esto incluye nuestra salvación diaria de tantas cosas negativas tales como la ira, la depresión, la impaciencia, la tristeza, el desánimo y la ansiedad por nombrar algunas.

¿De qué manera invocar el nombre del Señor nos puede salvar de estas cosas? Cuando invocamos: “!Oh Señor Jesús!” no estamos invocando palabras sin sentido al azar. Eso sería semejante a gritar palabras que nos liberan del estrés, como algunos lo hacen durante un ejercicio físico. Gritar sonidos incomprensibles o incluso palabras de inspiración quizás nos ayudan a liberar endorfinas y nos hacen sentir mejor temporalmente, pero no llega a la raíz interna de nuestros problemas.

Al invocar el nombre de nuestro querido Señor, contactamos al Señor que mora en nuestro espíritu como el Espíritu vivificante. Y podemos invocar a Jesús quien nos salva al impartir más de Su vida divina en nosotros.