El arzobispo armenio de Teherán, Sebuh Sarkisian, asegura que «los cristianos no están perseguidos» en la República Islámica de Irán, pese a castigarse el proselitismo, y que el principal reto de su comunidad es salvaguardar su «identidad».
«En Irán no hay persecución de los cristianos, especialmente de las iglesias tradicionales (armenia, asiria y caldea), y entre la comunidad armenia, al menos durante los últimos cien años, no hay ningún caso», subrayó rotundo en una entrevista con Efe.
En su despacho de la catedral armenia de San Sarkis, en el centro de Teherán, el arzobispo explicó que el Gobierno iraní «reconoce los derechos de todos los cristianos pero claramente dice que no debe haber ningún tipo de actividad evangelizadora».
«Aquellos que han actuado en contra de la ley del país son, si no perseguidos, arrestados», dijo con cautela, aludiendo a las detenciones de misioneros y conversos, principalmente evangélicos, ya que la legislación iraní prohíbe a los ciudadanos musulmanes renunciar a su fe.
Sarkisian también consideró que en la República Islámica «hay libertad religiosa», aunque -matizó- que esto depende de la definición que se haga del término.
Si se entiende como que los cristianos tienen permitido celebrar sus ceremonias religiosas y festividades, como la inminente Navidad, existe libertad religiosa; pero si se incluye el derecho a hacer misiones y expandir la fe, no, reconoció.
«Yo no estoy de acuerdo con la idea de evangelizar. Todos tenemos que mantener nuestra identidad religiosa, nacional y étnica. Ese es el mayor reto para nosotros», aseveró con voz pausada.
A día de hoy viven en Irán unos 80.000 cristianos armenios, en su mayoría en grandes núcleos urbanos como Teherán (60.000), Isfahán y Tabriz.
Cuentan con dos representantes en el Parlamento y con tres diócesis en las citadas ciudades. La de Teherán es la más reciente, fundada en 1945, y dispone de 16 iglesias y una veintena de escuelas y guarderías.
«Nuestra existencia está basada en mantener nuestro patrimonio cultural, que incluye lengua, cultura y todo lo relacionado con la identidad armenia», apuntó el arzobispo, cuya diócesis abarca también el norte de Irán.
Por ello, «el principal objetivo» de las escuelas, las iglesias y las organizaciones culturales y deportivas armenias es, según Sarkisian, «mantener viva la identidad nacional, moral y religiosa».
Entre las organizaciones destaca el gran club deportivo Ararat de Teherán, en el que rige la normativa armenia, lo que permite a las mujeres estar sin velo y el consumo de alcohol en su restaurante.
Coincidiendo con la Navidad, este club organizó este mes un bazar de venta de decoración y comida navideña y acogerá una fiesta de fin de año la noche del 31 de diciembre.
Esta comunidad cristiana ortodoxa también tiene un periódico diario en armenio y varias publicaciones en esa lengua y en farsi, como medio de difundir su cultura.
En las escuelas, solo para alumnos armenios, se sigue el currículo educativo del Gobierno iraní, pero se enseña además la lengua, la religión y la historia armenia.
«Los armenios desde el principio de la historia contribuyeron en la vida de la sociedad iraní», destacó el arzobispo, quien indicó que la presencia de esta comunidad en Irán se remonta a varios siglos antes de Cristo.
Sarkisian citó que los armenios establecieron la primera imprenta en Irán en la primera mitad del siglo XVII, participaron en el desarrollo del cine y de la ópera y dejaron su huella en la construcción, siendo el actual edificio del Ministerio de Exteriores obra de un arquitecto armenio.
Un importante rol que con el tiempo ha decaído.
«Las cosas han cambiado, la vida no es la misma», reconoció con pesadumbre el religioso, sobre todo por la disminución de la población armenia, que hace unas décadas era de 250.000 personas.
La emigración ha sido el principal factor de esta situación que, a juicio de Sarkisian, no se debe tanto a la instauración de una república islámica en Irán tras la revolución de 1979, sino a la inestabilidad que afecta a la región.
«Los cristianos en general y la población de Oriente Medio han emigrado buscando lugares más seguros», dijo el arzobispo, quien no obstante consideró que Irán es en la actualidad de los pocos países que goza de tranquilidad en la zona.
Algunos de los armenios que emigran son incluso dueños de fábricas y tienen una buena vida en Irán, lo que resulta incomprensible para Sarkisian: «Les pregunto ‘¿por qué?’ y ellos tampoco tienen respuesta».