La vacilación para conceder asilo a chinos cristianos, el incumplimiento de las cuotas para la acogida de refugiados y la discriminación sufrida por la comunidad gitana ponen en tela de juicio a Chequia en la lucha por los derechos humanos.
El Ministerio del Interior checo decidió otorgar protección internacional a ocho ciudadanos chinos de un total de 92 que habían solicitado asilo en el 2016.
El grupo de solicitantes reside en Chequia desde aquel tiempo cuando comenzaron a estrecharse las relaciones diplomáticas entre Praga y Pekín. Como se trata de chinos cristianos, la idea de volver a su China natal implicaría vivir bajo vigilancia y amenaza de castigo, lo que justifica su petición de asilo. El predicador evangélico Petr Payne agrega al respecto.
«Sabemos que el Partido Comunista de China tiene dentro de sus principios extirpar la religión de la sociedad, como si fuese un tumor. Las formas de persecusión son realmente drásticas».
Las primeras solicitudes de asilo fueron rechazadas, pero ha sido muy poco lo que el Ministerio del Interior expresa respecto a las razones concretas del rechazo. La abogada Hana Franková, quien representa a los cristianos chinos en estado de desprotección, comenta algunos de los pretextos declarados por el Ministerio para el rechazo.
«El Ministerio del Interior considera negativo, por ejemplo, que el hecho de que el solicitante ya haya llegado legalmente y que por su propia cuenta haya encontrado trabajo. Hay otros aspectos de la decisión que nos parecen más bien absurdos».
Pese a que la República Popular China reconoce como oficial al cristianismo, la Policía Secreta hostiga a sus creyentes. Se cree que el buen gesto de otorgar protección internacional a chinos cristianos pueda afectar las relaciones bilaterales entre China y la República Checa, ya que va en contra de la política oficial de China.
Esto quizá contribuya a afianzar la opinión emitida en el Informe Anual de Amnistía Internacional, en el que la República Checa refleja muy poco esfuerzo en la contribución global al amparo de los derechos humanos.
Ello se debe a que por un lado, Chequia se ha negado a aceptar la cuota establecida por la Unión Europa para recibir a refugiados; por otro lado, según la portavoz de Amnistía Internacional, Martina Pařízková, los alumnos gitanos son víctimas de segregación constante en las escuelas checas.
Tanto en el caso de los refugiados como en el de los gitanos los datos estadísticos demuestran que las leyes no implican cambios ni mejoras reales.