La periodista Karen Tumulty publicó el domingo un artículo de opinión en el Washington Post. En él, la corresponsal contaba por qué sigue siendo católica, una pregunta que se hizo tras la publicación del informe que recopila los miles de casos de abusos sexuales perpetrados por cerca de 300 sacerdotes de Pensilvania durante más de setenta años.
Tumulty se hace eco de los sermones de un párroco de Washington D.C., uno de los cuales finalizó con este colofón: “por encima de todos los problemas que tenemos, aún pervive la presencia de Dios en este lugar”.
Afirmación acertada por parte de este buen sacerdote, que sin evadirse de la realidad, pone el acento en la gracia de Dios, que para los católicos es tan cierta como el aire que respiramos para los no creyentes.
Por otro lado, leo en la web de la CBS que decenas de iglesias norteamericanas, incluida la catedral de san Patricio de Nueva York, han celebrado Misas del perdón como actos de reparación por este escándalo.
Y por último, estudio la carta del Papa Francisco en la que además de calificar los hechos de crimen, de llamar a los católicos a denunciar estas actitudes ante las autoridades eclesiásticas y civiles, señala una posible causa de estos hechos: el clericalismo, que “anula la personalidad” de los fieles, poniendo en un pedestal, hablando mal y pronto, a los sacerdotes y dando por hecho que sí, bueno, serán pecadores, como todos, pero es que son curas y claro, cómo voy a enfrentarme a su autoridad.
El Papa ha sido muy valiente yendo a la raíz del problema y saliendo de la manida recriminación a la Iglesia por “no adaptarse a los tiempos” y ser demasiado severa en cuestiones de castidad. A muchos se les llena la boca pidiendo que se elimine, por ejemplo, el celibato sacerdotal.
Si sigue habiendo católicos, pienso yo, como fiel de la Iglesia, es porque, como dice el párroco de Estados Unidos, hay una confianza firmísimaen que no se trata de una institución humana, sino divina, y en que lo importante es que Dios es fiel, no que los obispos, sacerdotes, monjas y laicos seamos fieles a Dios. Keep calm and trust God y de esta crisis los católicos podemos salir muy fortalecidos. Eso sí, siendo valientes, como Francisco, defendiendo la doctrina y poniendo el dedo en la llaga.