Pero de todo corazón me gustaría que existiera un infierno tan aberrante como el que describen y que estos sucios pedófilos con sotana recibieran el castigo más fuerte.
“La iglesia ha condenado más almas que todas las pestes, guerras y enfermedades juntas”.
Esta frase se utilizó en el diálogo de una película que trataba de un ejercicio de exorcismo entre un sacerdote y una persona poseída. Fue una de esas películas que por causalidad encontré durante el fin de semana en el sistema de cable. Forma parte de un diálogo hollywoodense, pero encerrado en una gran verdad.
La Iglesia Católica, la más antigua de las religiones cristianas, ha recibido una paliza pública por culpa de su mala práctica de ocultar sus escándalos. Es una ironía. Sus directivos tienen la responsabilidad de propagar el mensaje de la luz del mundo, como se le denomina en ocasiones a Jesucristo, pero callan, ocultan, “empastelan” o encubren una serie de aberraciones injustificadas por sus representantes eclesiásticos. Muchos de ellos han rayado en la delincuencia.
Lo reportado en Chile y particularmente en la jurisdicción de Pensilvania, Estados Unidos, es nauseabundo, aberrante y eclesiásticamente hablando, demoníaco. Los hombres que juraron seguir las enseñanzas de Jesús se dedicaron a destruir unos inocentes. A estos niños se les robó su inocencia, engendrando una semilla de maldad que les destruyó la vida. Hubo alevosía, planificación y conspiración, como lo fue el caso en los Estados Unidos, donde identificaban con crucifijos dorados a los niños que podían ser abusados por más de uno. Esto son actos criminales, callados y ocultados con la complicidad de la más alta autoridad. No basta un mea culpa. No basta pedir perdón.
Se tienen que tomar otras medidas. Por ejemplo, en lugar de separarlos o asignarles otras tareas dentro de la misma iglesia, tienen que ser sometidos a la justicia local. Expulsados de inmediato y despojados de cualquier inmunidad religiosa, si es qué tal cosa existe dentro de esa estructura.
Hablando con el siquiatra José Franceschini Carlo, me comenta que lejos de la creencia popular solo un 5 por ciento de los pedófilos son homosexuales. Esto quiere decir que el 95 por ciento de estos son heterosexuales, que sienten atracción sexual por un niño. Otro dato reporta que el 25 por ciento de los pedófilos fueron a su vez abusados sexualmente en su niñez.
El acto pederasta causa un daño emocional increíble al niño. Estos abusadores usan el chantaje y la manipulación para lograr su vil meta llevando a su víctima a tener de por vida un paso terrenal de letrina.
¿Sería bueno conocer cuáles son las cualidades que actualmente se evalúan para los candidatos a sacerdotes? ¿A cuáles pruebas o evaluaciones siquiátricas se someten? ¿Cuál es la nueva política para enfrentar y evitar estas conductas criminales?
De igual forma, la iglesia tiene que hablar de sexo. En el pasado, muchos refugiaban su homosexualismo en la iglesia. ¿Buscaban bajo el celibato esconder el dedo público del por qué no te casas?
El sexo es parte de nuestra humanidad. No es malo, si se conduce adecuadamente y de manera responsable. No se amerita una restricción de celibato para ejercer el sacerdocio. Esto no fue una exigencia de Cristo en la tierra. El que lo quiera ser, que lo haga.
Son muchas las introspecciones que la Iglesia Católica tiene que hacer de cara a su futuro. Está pagando las consecuencias, no tan solo en el aspecto económico, sino de credibilidad.
Ahora no piense que esto es un ataque a la Iglesia Católica. Otras religiones también cargan con su maleta de pecados y aberraciones. El problema es que se tiene que entender que todos son mensajeros. Deben ser una bocina que amplifique el mensaje que Cristo llevó en la tierra. Usted señor ministro o cura que me lee, tal vez estudió la biblia un poco más que el resto de los mortales y recibió un título que lo identifica. Usted no es un ser poderoso o digno de ser venerado, tiene un privilegio, que es salvar almas, aprovéchelo y busque honrar.
Se que la idea del infierno que tenemos hoy día es gracias a la literatura de Dante. Hollywood lo potenció con elementos fantasiosos. Pero de todo corazón me gustaría que existiera un infierno tan aberrante como el que describen y que estos sucios pedófilos con sotana recibieran el castigo más fuerte.
No olvidemos que los niños fueron abrazos por Jesús y les legó el reino de los cielos. Así de grande ha sido la traición de estos elementos.