El papa Francisco visitó ayer la antigua central del servicio secreto soviético KGB, momento en el que aprovechó para recordar a las víctimas de los sistemas totalitarios, entre los que se encontraron sacerdotes y obispos católicos.
Jorge Bergoglio recorrió las celdas en las que fueron encerrados, interrogados y torturados cristianos católicos y protestantes. “En esta celda, (dos obispos) pasaron 10 años en prisión. Se ha reconstruido con sus vasos, con objetos de los prisioneros”, le contó el obispo de Vilna, quien lo acompañaba junto a otro obispo que fue víctima de la represión en ese lugar. El Papa le regaló al museo una vela que dejó encendida como homenaje a las víctimas. Luego rezó conmovido en ese lugar de dolor y sufrimiento.
Junto al lugar de las ejecuciones, Francisco escribió un mensaje en el Libro de Honor del Museo. Dijo que “en este lugar de violencia y odio, rezó por la reconciliación y la paz”.