Hay ocasiones, lugares, momentos, en los que las ‘tradiciones’ adquieren nueva vigencia, las historias de antaño se vuelven actuales y las advertencias históricas se vuelven proféticas.
Este año, en muchas naciones de Latinoamérica, Europa y África la realidad se sobrepone a la historia y la esclavitud a las leyendas.
En esta atmósfera de miedo, de pobreza, de emigrados y de exilio, celebran en «Vergüenzuela» la independencia de España (si, el país al que Maduro ya le ‘exigió’ reparaciones por los daños causados por la conquista) cuando, en medio del seider y recordarán que este año independencia y seider coinciden con el aniversario del Levantamiento del Ghetto en el que sobrevivientes y judíos en general, recuerdan la lucha contra la tiranía surgida del populismo hitleriano.
Además, se celebrará la independencia, al mismo tiempo que el seider de Peisaj excepto que conseguir productos para esta cena, ha sido poco menos que imposible debido a la crisis alimenticia y financiera del país lo cual no solo la hace más actual sino tambien más realista porque las historias son, ahí, una realidad tangible.
Para los 6000+ judíos que se calcula residen aun en Caracas, la hebraica (similar al deportivo de México), ofrece una isla de tranquilidad en medio de un mundo sin paz isla que, sin embargo, todos saben es solo eso, una isla que no está separada del resto de un país, que pide a gritos su libertad, pero no de la España católica que la destruyó y le dio vida hace 500 años, sino de sus generales y ‘comandantes’ que en nombre de un pueblo al que han desgraciado, destruyen al país para su beneficio personal. ¿Cuántos venezolanos no sienten en carne propia la migración, el exilio, la crucifixión?
Este año, en Venezuela, el mensaje de Peisaj resuena con más claridad. Para los millones que han tenido que emigrar del país el ėxodo es una realidad tangible. Para quienes no ven el final del gobierno populista que con tanta fanfarria eligieron hace muchos años y del que ahora no logran safarse, el levantamiento del Ghetto deberia servir de ejemplo.
Si los judíos de Varsovia, sin armas, sin alimentos, sin entrenamiento lograron mantener a raya al ejército alemán, que además de estar en su «mejor» momento en cuanto a fuerza se refiere y de contar con la complicidad de la población no-judía de la ciudad, pues los habitantes de Venezuela deberían poder poner un alto al régimen de soldaditos abusivos del líder «inmaduro» al que apoyan sus generales -que en Vergünzuela no pasan hambre- apoyados por iranís, Hezbolá y Cuba.
Mientras el éxodo de ciudadanos aumenta, el exilio se extiende, el hambre se «democratiza» y la corrupción de gobierno y milites se profundiza mientras la población sufre las consecuencias.
Si toda Venezuela se reuniera hoy en la noche a recordar y celebrar los días de libertad, a recordar el éxodo y condenar el exilio, ¿cambiaría algo?
Ojalá termine pronto la tragedia de Vergüenzuela y ojalá ahí y en toda América recordemos -año tras año- judíos y no judíos, católicos y cristianos, socios de la corrupción y víctimas de la misma, que la tragedia del populismo desbocado tendrá que llegar a su fin y sus victimarios tendrán que pagar las consecuencias de sus actos, porque solo si los victimarios venezolanos pagan sus crímenes otros «imitadores» en el continente y el resto del mundo tendrán que pensar las consecuencias antes de tomar el rumbo de la tiranía.
Hoy, 19 de abril, celebramos el Levantamiento del Ghetto de Varsovia y la resistencia armada contra los alemanes, celebramos la independencia de Venezuela, celebramos Peisaj, conmemoramos la muerte de Jesús y recordamos, con una inmediatez histórica, que no podemos permitir a los tiranos dominarnos.
Usted también celebre hoy la libertad y ayude a defenderla de las fuerzas que con tanta dedicación tratan de destruirla.
En Venezuela, el presidente Hugo Chávez —en concordancia con el pensamiento bolivariano caract
En Argentina y en sentido semejante al populismo chavista, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dictó el decreto 1584/2010, publicado el 3 de noviembre de 2010, por lo que la efeméride del Día de la Raza —que se celebra anualmente cada 12 de octubre en conmemoración del nacimiento de una nueva identidad producto del encuentro y fusión de los pueblos originarios del continente americano y los colonizadores españoles, además de la valorización del patrimonio cultural hispanoamericano— cambió su nombre por el de «Día del respeto a la diversidad cultural». Además reemplazó el Monumento a Cristóbal Colón ubicado en el Parque Colón de la Ciudad de Buenos Aires.