Los líderes religiosos organizaron una ceremonia de oración, guiada por el patriarca greco-ortodoxo Teófilo III. Estuvieron presentes monseñor Marcuzzo y el custodio de Tierra Santa.
La polémica se centra en la cesión de tres inmuebles al grupo extremista judío Ateret Cohanim, que pretende la “judaización” de la ciudad santa. Llamado a preservar la integridad y el carácter cristiano de Jerusalén.
Jerusalén (AsiaNews) – Los responsables de las Iglesias de Jerusalén han organizado una ceremonia de oración, en signo de protesta por la decisión de la Corte Suprema Israelí, de rechazar la apelación presentada por el Patriarcado greco-ortodoxo. La controversia legal se centra en la venta impugnada de tres propiedades a un grupo de colonos judíos. Una batalla legal que se arrastra ya desde hace tiempo en los tribunales y que en el pasado generó disgusto y cierto resentimiento entre los cristianos.
En la manifestación que tuvo lugar ayer por la tarde en la puerta de Jaffa, uno de los puntos de acceso a la ciudad santa, participaron patriarcas, obispos y sacerdotes de las diferentes denominaciones de Jerusalén. Estuvieron presentes, entre otros, el patriarca greco-ortodoxo Teófilo III, el arzobispo Aba Embakob, el arzobispo Suheil Dawan, Mons. Giacinto-Boulos Marcuzzo y el custodio de Tierra Santa, Francesco Patton.
La protesta, según se informa en un comunicado del Patriarcado de Jerusalén, culminó dentro del Hotel Imperial, donde el patriarca Teófilo dio una breve conferencia. El líder cristiano reafirmó su oposición a las iniciativas de grupos radicales que terminan desnaturalizando “la integridad y el carácter del barrio cristiano de Jerusalén”. “Los colonos -agregó- quieren apoderarse de nuestro patrimonio”. Él expresó su deseo de que a futuro prevalezcan la ley y el estado de derecho, frente a las tentativas de expropiación de las propiedades eclesiásticas. Así mismo, invitó a participar de la jornada internacional de oración por las comunidades cristianas de Jerusalén, a celebrarse en septiembre.
El núcleo de la controversia es la adquisición de tres edificios pertenecientes a la Iglesia greco-ortodoxa que actualmente son propiedad -según fue establecido por los jueces- del “grupo extremista” judío Ateret Cohanim. En junio, con una decisión sorpresiva, por la rapidez y el modo en que fue tomada, la Corte Suprema rechazó la apelación del Patriarcado greco-ortodoxo de Jerusalén, alegando que dicha transacción se había efectuado a través de intermediarios extranjeros y que no se habían registrado irregularidades en ella.
Los edificios se encuentran en la zona palestina de Jerusalén, que ha sido ocupada y anexada por Israel.
En el pasado, los líderes cristianos de Tierra Santa ya habían denunciado las iniciativas de la asociación judía, que hace tiempo promueve una campaña de ocupación y adquisición de inmuebles en la parte cristiana de la ciudad antigua. Según varias Iglesias, no solo se está “atentando contra los derechos de propiedad”, sino también y simultáneamente, “contra el status quo que regula las relaciones entre las distintas comunidades religiosas”, lo cual, a futuro, podría convertirse en una “amenaza” para la supervivencia misma de los cristianos.
Ateret Cohanim quiere la “judaización” de la ciudad santa y, a través de intermediarios y sociedades de terceros, ya se ha apoderado de varias propiedades inmobiliarias en el área. Los tres edificios de la polémica que se viene arrastrando desde hace 14 años, se encuentran en las inmediaciones de la puerta de Jaffa, uno de los puntos de acceso más utilizados por los cristianos locales y peregrinos que quieren llegar a la Basílica del Santo Sepulcro y a los demás lugares santos. Con esta venta, la sociedad se ha convertido en propietaria de la mayoría de los edificios situados entre la misma puerta de Jaffa y el mercado árabe.