Después del triunfo de la Revolución cubana en 1959 hubo un giro en la teología y la pastoral de algunos obispos y sacerdotes católicos en América Latina. Comenzó, más o menos en la década de los sesenta, lo que se llegó a conocer como la Teología de la Liberación. Para resumir lo que esta teología significaba, desde la posición pastoral de unos sectores de la Iglesia Católica Latinoamericana, podemos resumirla en lo siguiente: La Opción Preferencial por los Pobres.

Durante las décadas de los sesenta, setenta, ochenta y noventa, los ejércitos, cuerpos policiales, escuadrones de la muerte persiguieron, mataron, torturaron y violaron a muchos de aquellos que trabajaban o hacían pastoral con los grupos excluidos en los diferentes países latinoamericanos. Algunos sacerdotes optaron por la lucha armada (Camilo Torres en Colombia; Cristianos por el Socialismo en Chile, jóvenes cristianos-sandinistas en Nicaragua, por ejemplo): otros colaboraron con las revoluciones, movimientos campesinos, obreros, y estudiantiles, y con diferentes agrupaciones sociales en sus países.

Los teólogos de la liberación, en su mayoría sacerdotes católicos, así como otros intelectuales de Izquierda, adoptaron o fueron influidos por el marxismo y las ideas socialistas. Adoptaron el análisis marxista de la sociedad capitalista a su interpretación bíblica y reflexiones teológicas y académicas. También se integró las prácticas pedagógicas de la Educación Popular, iniciada por el brasileño Paulo Freire, a la lectura de la Biblia y educación y evangelización de adultos.

Sin embargo, también hubo sectores de la Iglesia Católica que condenaban y perseguían esta nueva línea pastoral y práctica de obispos, sacerdotes, monjas, y líderes laicos. Hubo mucha división en la jerarquía de las diferentes arquidiócesis y episcopados, así como en el Vaticano. El Papa Juan Pablo II nunca simpatizo con esta línea teológica-pastoral.

Por el lado evangélico o protestante, cortesía de los norteamericanos, aparecieron en la región, durante estas décadas, los predicadores electrónicos con sus programas televisivos y lo que se etiquetó como La Iglesia Electrónica. Estos predicadores, en su mayoría norteamericanos, comenzaron a abrir mercado en el resto del continente. Las misiones de estas sectas evangélicas, pentecostales o protestantes crecieron por el continente (por su puesto gracias a la ayuda y financiamiento del Norte).

Los católicos estaban muy involucrados en la vida política, ya fuera a favor o en contra de los gobiernos; las sectas evangélicas-pentecostales-protestantes nunca tuvieron interés en participar de la política. Los pastores pioneros de estas nuevas iglesias se mantuvieron distanciados y ajenos de la política nacional de sus países. La política era un terreno mundano, prohibido por la línea pastoral y teológica que ellos creían y practicaban. Eran lo opuesto de la Teología de la Liberación, y de los católicos.

Con la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989, el fracaso del socialismo en los países del Este europeo, la desintegración de la Unión Soviética las ideas socialistas y el marxismo perdieron su momento y seguidores en nuestro continente. La Teología de la Liberación y los proyectos socialistas perdieron influencia e importancia con el triunfo del capitalismo sobre el socialismo. De la Iglesia Electrónica se pasó a  La teología de la Prosperidad, y con la crisis del Socialismo esta línea teológica (muy capitalista) tenía el terreno libre para anunciar un nuevo evangelio a sus seguidores; se abría un mercado más grande con un potencial de nuevos miembros en toda Latinoamérica, así como en todas las clases sociales.

 

 

La esencia de esta nueva perspectiva teológica y pastoral: Dios no quiere que sus seguidores o feligreses sean pobres, sino que vivan bien, que sean prósperos y gocen de buenas finanzas, eso es símbolo de las bendiciones de Dios; Dios no quiere que vivan en la pobreza, los pobres y la pobreza no son bien vistos por o gozan de la gracia de Dios. Sus congregaciones crecieron al igual que sus ingresos y los recursos en manos de estos pastores. En cuanto más grande la congregación, más bendiciones para los pastores.

Ahora estos pastores se han vuelto millonarios y se comportan como Presidentes Corporativos (CEO) o Banqueros, tienen aviones privados, mansiones, guardaespaldas, y viven muy prósperos-como buenos capitalistas- gracias a sus feligreses y a esa nueva teología (el Dios próspero) que predican y que les incrementa las cuentas bancarias. Si los de la Iglesia Electrónica no se metieron en política durante las décadas anteriores, estos nuevos pastores prósperos sí se alían con políticos, apoyan políticos, y algunos se hicieron políticos. En la mayoría de los casos ideológicamente conservadores. A veces, también, lavan dinero mal habido y se relacionan con el bajo mundo para hacer negocios chuecos.

Si para los que practicaban la teología de la liberación su evangelio era vivir con y solidarizarse con los pobres y explotados, para los pastores prósperos los pobres no son ni bien venidos ni bien vistos en la casa de Dios. Si la teología de la liberación era la opción por los pobres, la teología de la prosperidad es la opción por los ricos. Si en la teología de la liberación se pintaba a un Jesús obrero o guerrillero, en la otra se pinta a un Jesús hombre de negocios, banquero y próspero (quien se refleja en los pastores).

¡Con la Teología de la Prosperidad Jesús resucito entre los ricos!

-Carlos A. Orellana es sociólogo. corellana_33@hotmail.com