Estar en la triple frontera (Israel, Egipto y la Franja de Gaza) ha sido una experiencia única, que nos permitió ver lo que los medios de comunicación ocultan, la ayuda humanitaria que fluye de Israel hacia los palestinos que habitan en Gaza por un lado y por el otro, la realidad de varones palestinos que se acercan y tratan de cruzar la cerca para que los detengan pues prefieren vivir presos en un reclusorio de Israel que “libres” en Palestina.
Una convivencia que se rompió debido a los grupos terroristas arropados por la prensa internacional, incluyendo la mexicana.
Lo más importante es que tuvimos la oportunidad de orar por los habitantes de la ciudad Al Buyuk y de toda la Franja de Gaza