El papa Francisco dio inicio este domingo a la Semana Santa con la celebración litúrgica de un Domingo de Ramos especial, pues tuvo lugar en el interior de la basílica de San Pedro y no en la plaza vaticana, como es habitual.
Además, no contó con fieles por la crisis del coronavirus.
“El drama que estamos atravesando nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve si no se sirve”, dijo Francisco durante la homilía.
Acompañaron al Papa solo un reducido grupo de religiosos, que respetaron en todo momento la distancia de seguridad, y la liturgia se celebró en el altar de la cátedra de la basílica de San Pedro, y no bajo el baldaquino.
Esta será una Semana Santa particular que Francisco celebrará sin fieles, y quienes quieran participar tendrán que hacerlo desde sus casas, a través de los medios de comunicación o las redes sociales.
La emergencia del coronavirus obligó al Vaticano a adoptar medidas de prevención para evitar contagios; ya en marzo se decidió cerrar la plaza y la basílica vaticanas de forma temporal.
El pasado 27 de marzo, Jorge Bergoglio impartió una histórica bendición ‘Urbi et Orbi’ –a la ciudad y al mundo– desde una plaza de San Pedro del Vaticano totalmente vacía de fieles, y esa imagen se ha repetido este Domingo de Ramos.