Se ha comprobado a través de la historia que siempre ha existido en el ser humano  el deseo de vivir eternamente y alcanzar la inmortalidad.

La momificación por ejemplo fue una práctica que los antiguos egipcios adoptaron porque creían que el cuerpo necesitaba ser preservado para que renaciera en el más allá.

Todas las religiones llamadas dhármicas, con origen en el hinduismo afirman que la reencarnación existe en un ciclo sin fin (rueda del karma), mientras las buenas acciones o métodos religiosos no sean suficientes para causar una liberación o cese de este ciclo.

Las religiones tradicionales de los diversos países de Asia, como la de los ancestros en China o el shinto en Japón incorporaron la reencarnación en la devoción popular.

El budismo surgió del hinduismo extendiéndose por los países orientales pero incluyó una gran reforma de sus puntos de vista hasta constituir una nueva religión. Los budistas creen que mediante la realización del nirvana, el estado de total liberación, se logra también el cese del renacimiento.

El taoísmo es una visión filosófica de la vida y la naturaleza, cuya faceta religiosa se caracteriza por métodos de vida, salud y meditación. Según el taoísmo, el tao es un principio supremo que impregna todo el universo, y por tanto su naturaleza es inmortal y eterna. La reencarnación existe ya que nada muere al estar todo lo vivo fluyendo con el tao.

En la filosofía griega clásica, Platón el principal exponente de la reencarnación escribe en la obra Fedro, cómo el alma humana, de acuerdo al descubrimiento de la verdad que haya alcanzado, nacerá en un tipo de cuerpo o en otro.

Algunos grupos dentro del Nuevo Pensamiento y de la denominada Nueva Era también aceptan la reencarnación.

Durante el siglo XX, en la cultura popular occidental  se han  asimilado  conceptos religiosos-filosóficos provenientes de Asia, tal vez solo con fines de ensanchar el gusto popular por lo exótico y remoto.

El transhumanismo ha sido definido como “un movimiento cultural, intelectual y científico que afirma el deber moral de mejorar las capacidades físicas y cognitivas de la especie humana, y de aplicar al hombre las nuevas tecnologías, para que se puedan eliminar aspectos no deseados y no necesarios de la condición humana, como son: el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento y hasta la condición mortal»

Nick Bostrom, uno de los mayores teóricos de esta opinión, Presidente de la World Transhumanist Association (WTA), afirma que el “Transhumanismo” representa una nueva concepción operativa del futuro del hombre; concepción que reúne a científicos y expertos procedentes de distintos sectores del saber: Inteligencia artificial, neurología, nanotecnología, y otros investigadores en biotecnología aplicada. A éstos se unen filósofos y hombres de cultura, con el mismo fin: el de cambiar, mejorar la naturaleza humana, y prolongar su existencia.

El objetivo sería transformar al ser humano  para que alcance capacidades físicas y psíquicas superiores a lo “normal”, que tendría las siguientes características: una esperanza de vida superior a los 500 años; capacidades intelectuales dos veces superiores a lo máximo que el hombre actual pudiera tener, y dominio y control de los impulsos de los sentidos, sin padecimiento psicológico. Se trataría por tanto de alguien con unas capacidades que sobrepasarían de modo excepcional las posibilidades del hombre actual. https://www.bioeticaweb.com/transhumanismo-y-post-humano-principios-teasricos-e-implicaciones-bioacticas/

Ahora entendamos el origen o la causa de esta  incesable búsqueda del hombre por alcanzar la eternidad.

Encontramos la respuesta en  Eclesiastés 3:11 “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”

El origen de este deseo está implantado en nuestro corazón porque Dios mismo lo dispuso de esta manera.

Ciertamente lo “eterno”  no puede ser medido por el tiempo ya  que no tiene ni principio ni fin por lo tanto lo único que es eterno es Dios.

Al existir esta necesidad en nuestro corazón siempre habrá un vacío que solo El  Olam “el Dios Eterno” puede llenar por medio de su Hijo Jesucristo  quien es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. (He 13:8)

Jesús mismo declaro a sus discípulos De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Juan 6:47

Además Juan 3:36 nos dice : El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida.

Agradezco a Dios porque al creer en él, mi búsqueda de lo eterno ha terminado,  que liberación tan grande es no creer en la reencarnación, ese ciclo interminable de volver a nacer y vivir nuevamente una vida  llena de imperfecciones, carencias y defectos, en las que tengo que esforzarme al máximo para alcanzar la perfección, o aceptar una vida en la que sigo pagando deudas de otras vidas.

Agradezco a Dios y aprecio lo que el mismo estableció en Hebreos 9:27: «que todos los hombres mueren una sola vez, y después de esto, vendrá el juicio».

Le agradezco además y aprecio «que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo». 1 Juan 5:11

Agradezco nuevamente a Dios y aprecio «que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna». 1 Juan 5:20

 

 

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Nació en Parral, Chihuahua, México. Casada con Luis Ortega Madrid, es madre de tres hijas, Mirka, Aimee y Paola. Administra su propio negocio en la ciudad de San Diego Ca., ciudad donde radica. “Empecé esta maravillosa carrera de amar y servir al señor Jesucristo hace 38 años y ha sido durante este periodo de tiempo que Él ha enriquecido mi vida espiritual, la de mi familia y la de mis amigos, he recibido diversas capacitaciones y entrenamientos en denominaciones pentecostales, asambleas De Dios y en la iglesia local en Anaheim, Ca.”