El sentimiento de impotencia, dolor y terror que surge después de sufrir o ver el sufrimiento de otros cuando ocurre una tragedia es devastador. No hay palabras de consuelo suficientemente sinceras para demostrar la compasión que se siente por las personas que sobreviven dichas desgracias.
En general hay tres errores comunes que suceden después de sufrir un ataque, una crisis o una tragedia.1. Se olvidan demasiado pronto. 2. Se busca un culpable que cargue con la falta. 3. No se acepta la responsabilidad personal ya que no se ubica como un problema propio.
Es una realidad que vivimos en una sociedad apática, donde los intereses personales son tan importantes que se pasa por desapercibido los valores que fomentan gratitud, esperanza y bienestar. La carrera por ser el mejor, tener más y ser famoso o importante dejan a un lado el poder ayudar al prójimo y ver por su prosperidad.
Muchos son los niños (y adultos) de la calle, no solo porque no tienen un lugar donde vivir, sino porque aunque tuvieran una casa, sus padres o familiares en muchos casos están ocupados y preocupados; o simplemente no perciben la seriedad de sus problemas, depresión y demás… En general hay poca contención de las personas, mucha información, demasiada competencia, y muy poca comprensión… No hay tiempo para perder atendiendo las necesidades de otros, siempre hay algo más importante que hacer.
Es así como surge la pregunta, ¿cómo sucedió esta crisis?, ¿porque vivimos en una sociedad de caos?, ¿qué está haciendo el gobierno para evitar que esto suceda?, ¿porque los padres no educan y cuidan a sus hijos?, ¿dónde está la autoridad de las escuelas? ¿Por qué venden armas a gente irresponsable? etc.
La verdad es que uno se siente como si estuviese perdido, sin tener la posibilidad de ver una salida, o tener la autoridad para hacer un cambio importante. El encuentro personal con el miedo y la crisis crea un desánimo, pérdida de esperanza y de fe. Se fomenta una sensación de vacío, de soledad y desconfianza.
Esto es una falsa creencia. Siempre hay algo que se puede hacer. Toda persona es responsable por lo que hace, lo que dice y con quien se rodea. Quedarse callado, criticar o buscar culpables no son soluciones que aportan comportamientos constructivos. Si cada persona se hiciera responsable de su parte, estas crisis serian menos y algunas segura que se pudieran evitar.
Llego el momento de aprovechar el aprendizaje de las lecciones dolorosas e inevitables, es quizá la bendición escondida que regala el dolor y el sufrimiento. Regalar una sonrisa, servir de apoyo, abrir la puerta a un amigo, escuchar a un hermano, decir te quiero, ser mejor ser humano…
Tú eres responsable por tu seguridad y por el bienestar de tu comunidad.
LA RECETA
Mejora tu mundo
Ingredientes
- 1 lata de aceptación – reconocer la realidad
- 1 pieza de valor – fortaleza para ser más sensible y bondadoso
- 2 rebanadas de iniciativa – creatividad y decisión para aportar y mejorar
- 1 racimo de visión positiva – reconocer la oportunidad que surge para ayudar
- 1 cucharada de compromiso – aceptar que todos somos responsables
Recomendación del chef
Un pequeño acto de gentileza y amor, crea bienestar y bondad suficiente para mejorar el día de cualquiera que esté a tu alrededor.
Se tú el cambio, mejora el mundo que vives:
- Ser una persona responsable y sensible mejora la calidad de vida de todos. La fragilidad de las personas las convierte en seres humildes, honestos y con mayor sensibilidad para poder entender tanto lo que les sucede como los que sucede alrededor.
- Es importante ser suave como una rama y fuerte como un tronco. Cuando uno tiene la virtud de dejar pasar las cosas, permite que la tormenta no lo rompa, pero es suficientemente fuerte para tampoco perderse en la crisis que se crea.
- Una persona sabia aprovecha la oportunidad que la crisis aporta para producir un cambio radical. El momento único que la crisis ofrece, cultiva y favorece la aceptación al cambio que solamente sucede cuando uno siente que esta por perder todo lo que tiene, conoce o quiere.
El mundo necesita personas con iniciativa, valor, determinación, y un buen corazon para sanar.
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