Un poco más de 100 millones de habitantes de América Latina, una sexta parte, son creyentes de diversas iglesias evangélicas. Su número tiende a crecer siempre a costa de la pérdida de fieles por parte de la Iglesia católica.
Desde hace 20 o 25 años, los líderes de estas iglesias se dieron cuenta de la importancia que tenía su feligresía y del papel que podían jugar en la política, para llevar a puestos de elección popular a “políticos con temor a Dios”.
A partir de entonces, su estrategia para incidir en la política ha tenido dos grandes frentes: crear partidos evangélicos que participen en los procesos electorales y apoyar a candidatos de esas iglesias, en muchos casos pastores en activo.
Las nuevas iglesias evangélicas, no las históricas de la Reforma Protestante, tienen posiciones muy conservadoras e incluso francamente reaccionarias en el campo económico, político, social y cultural.
Entre otras cosas, se niegan a reconocer la homosexualidad, el matrimonio entre personas de un mismo sexo y también el derecho de las mujeres al aborto. Para ellos el ejercicio pleno de estos derechos son pecados imperdonables que Dios condena.
Los pastores y los políticos que pertenecen a estas iglesias tienden a utilizar lo que dice la Biblia como principios de la Constitución o incluso por arriba de ésta. En su visión, la palabra de Dios está por encima de lo que digan los hombres.
En México, esta corriente ideológica-religiosa está representada por el Partido Encuentro Social (PES), fundado por un pastor pentecostal, que es la expresión política más conservadora del país, ahora aliada a Morena para la elección del próximo julio.
Hay presencia de congresistas evangélicos, siempre muy conservadores, en todos los congresos de América Latina, pero la mayor proporción se concentra en Colombia con una bancada evangelista de 120; 48 senadores de 102 y 72 diputados de 166.
Le sigue Brasil con una bancada evangelista de 90; 87 diputados de 513 y tres senadores de 81. Después Perú, con una bancada evangelista de 71 en un Congreso unicameral de 130 integrantes.
Luego está Guatemala, con una bancada evangelista de 36 en un Congreso unicameral de 158 diputados. Bolivia, donde la bancada evangelista tiene 12 integrantes. Dos senadores de 36 y 10 diputados de 130. Costa Rica, la bancada evangelista tiene 11 integrantes en un Congreso unicameral de 57 diputados. Siete de ellos, pastores en activo.
Después del 1 de julio en México vamos a conocer cuál es el peso de la bancada evangélica y también saber si van a actuar como un bloque o sólo tratar de influir desde y dentro de la agrupación política a la que pertenecen.
Hasta ahora, en México los congresistas que son evangélicos han sido propuestos por partidos no evangélicos. La presencia del PES cambia el escenario y adquiere fuerza en su alianza con Morena que hoy se ve como la fuerza política electoral con más posibilidades.
Twitter: @RubenAguilar