El pequeño sultanato de Brunéi, en la isla de Borneo, ha hecho efectiva la aplicación íntegra de la ley Sharia. El país, de mayoría musulmana, se convirtió en 2014 en el primer Estado del este asiático en adoptar la ley islámica, aplicando una primera fase que cubría crímenes castigados con condenas a prisión y multas.
La tercera y última fase, aplicada ahora, supone que todos aquellos que sean considerados culpables por tener una orientación homosexual, por violación y por adulterio puedan ser apedreados hasta la muerte o azotados, mientras que quienes afronten cargos por robo pueden sufrir la amputación de la mano derecha por un primer delito y del pie izquierdo por un segundo. La Sharia tse aplicará a los musulmanes, incluidos los menores que han alcanzado la pubertad, aunque también hay aspectos que afectarán a quienes no profesan el islam. Los menores que todavía no han alcanzado la pubertad y que sean declarados culpables de algún delito, podrán ser azotados.
LA CONVERSIÓN, OBJETO DE MUERTE
La aplicación de la Sharia en Brunéi también deja en situación de riesgo a los cristianos, porque la conversión del islam a otra religión se castiga con la pena de muerte. Además, aquellos que “persuaden, hablan o animan” a menores de edad musulmanes “a aceptar enseñanzas de otras religiones que no sean el Islam” pueden ser condenados a prisión o a pagar una multa. Bajo la legislación bruneana los cristianos pueden ser separados de sus familias, y obligados después a divorciarse. Si el Departamento de Seguridad identifica a alguien que se ha convertido a otra religión que no sea el islam, le obligarán a renunciar a su fe. En 2015 Brunéi ya prohibió la Navidad porque “es contraria a la cultura islámica, y podría afectar negativamente en la fe de la comunidad musulmana”. Según Puertas Abiertas, “puede esperarse que no solo la sociedad cambie, en función de lo que se considere que va en contra del islam, sino que los cristianos convertidos en el país serán obligados a ocultar su fe de una manera más cuidadosa”, dicen desde la organización.
RECHAZO INTERNACIONAL
Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia son algunos de los países que han pedido a Brunéi que detenga sus planes. “Cualquier legislación basada en una religión no puede violar los derechos humanos, incluyendo los derechos de quienes pertenecen a la religión mayoritaria como a las minorías o de quienes no creen”, ha asegurado la alta comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en un comunicado. También, celebridades como George Clooney, Elton John y Ellen DeGeneres se han manifestado públicamente en contra de la decisión del sultán, y han iniciado un boicot a nueve hoteles en Estados Unidos y Europa que pertenecen al monarca de Brunéi. Los musulmanes constituyen dos tercios de la población del país, que alberga a 434.000 personas y se ubica en el puesto 36 de la Lista Mundial de Persecución.