En el libro de Jeremías, Dios hace un reclamo a su pueblo por haberle abandonado, por haberse vuelto a los ídolos e ir en pos de vanidad.
Específicamente les acusaba de dos pecados graves.
Jer 2:13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.
Dios desea ser la fuente de agua viva, el origen que satisface toda necesidad nuestra y también desea ser nuestro gozo.
El esfuerzo de la labor humana para crear ídolos es semejante a cavar cisternas rotas que no retienen agua, como resultado de ello nada puede aplacar la sed del hombre.
Si no tenemos a Dios en nuestras vidas siempre estaremos insatisfechos
Le invito a hacerse una pregunta, ¿cuáles son sus ídolos?, ¿en que o en quienes confía?
Tal vez nos ayude un poco al conocer la definición de la palabra “ídolo” que de acuerdo a la Real Academia Española es: “Persona o cosa amada o admirada con exaltación”.
Todo lo que amamos por encima de Dios es idolatría, cosas buenas y cosas malas, es importante considerar que los ídolos a veces no son figuras talladas como en el Antiguo Testamento, sino que los ídolos ahora se encuentran en nuestro corazón.
Por tanto idolatría equivale a todo lo que amamos en forma desmedida y que hemos depositado toda nuestra confianza y energía en ello, todo aquello que nos da seguridad como un sustituto de Dios o todas aquellas personas o cosas que nos esclavizan e impiden que descansemos, podríamos ejemplificarlas con asuntos, personas, trabajos, cuentas bancarias, familiares, preocupaciones, pleitos, pasiones, todo aquello que usurpe nuestro corazón o nuestro pensamiento hasta desgastarnos física, moral o psicológicamente .
La apostasía es simplemente abandonar a Dios y tomar otro camino, tal como lo hizo Israel al buscar la ayuda de los egipcios y poner su confianza en ellos.
Valdría entonces la pena hacernos la siguiente pregunta, en que o en quien estamos confiando?
Al adorar ídolos, el pueblo quebranto los primeros cuatro mandamientos en cuanto a su relación con Dios
- No tendrás otros dioses delante de mi
- No te harás ídolo, ni forma alguna de lo que está en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra
- No te postrarás ante ellos, ni les servirás, porque Yo Jehová tu Dios soy “dios celoso”
- No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano
y de igual manera quebrantaron los últimos cinco que trataban de sus relaciones humanas.
Y como resultado de esta apostasía trajeron juicio sobre sí mismos.
Ante la situación lastimosa de pueblo de Dios Jeremías profetiza en 16:9 «Porque así ha dicho Jehová de los Ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo haré cesar en este lugar, delante de vuestros ojos y en vuestros días, toda voz de gozo y toda voz de alegría»
Vs 13, «por tanto yo os arrojare de esta tierra a una tierra que ni vosotros ni vuestros padres habéis conocido y allá serviréis a dioses ajenos de día y de noche».
Esta profecía se cumplió cuando fueron llevados en cautiverio por el rey Nabucodonosor por un periodo de 70 años a pesar que el profeta Jeremías se lamentó e intercedió por ellos.
Dios pide a Jeremías que se convierta para poder restaurarlo juntamente con el pueblo rebelde.
Jer 15:19 Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.
Tanto Israel como Jeremías formaban una entidad y a los ojos de Dios necesitaban arrepentirse y volverse a él a fin de ser restaurados.
Esto es una palabra de advertencia para nosotros los creyentes a veces damos por hecho que estamos en paz con dios, pero él nos advierte que debemos entresacar lo precioso de lo vil, y convertirnos una vez más .
“Conviértanse ellos a ti y no tu a ellos” creo que muchos de nosotros los creyentes nos hemos amoldado a este siglo, es difícil ir contracorriente y desafortunadamente todo el sistema está diseñado para erradicar a Dios de nuestra vida, de una manera tan sutil que ni siquiera percibimos, simplemente los afanes de esta vida, las distracciones, la tecnología, las redes sociales, etc. nos ocupan de tal manera que dañan nuestra consagración al Señor.
Dios desea que nosotros le tomemos como nuestra fuente de agua viva y así poder fluir desde nuestro interior y saciar toda nuestra sed.
Jn 7:37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
El deseo de Dios es plantarnos como a un árbol junto a las aguas, las cuales le representan la fuente de aguas vivas. Al estar cerca de el, creceremos al absorber todas las riquezas del agua, finalmente él nos nutrirá y nos reconstituirá con su elemento divino y con su esencia misma, estaremos satisfechos, apagaremos nuestra sed y le experimentaremos plenamente todos los días de nuestra vida.