Hace unos años, Ucrania se destacaba en las noticias, con imágenes angustiantes de protestas violentas, invasiones y ocupaciones de Rusia, además de una guerra sangrienta. Actualmente, el país de Europa Oriental parece haber dejado este escenario caótico, pero lo que muchas personas no saben es que ha quedado una catástrofe humanitaria que continúa hasta los días de hoy.
Como resultado de la guerra en el este de Ucrania, 11 mil personas murieron y 2,5 millones fueron forzadas a abandonar sus casas.
Hoy viven casi sin esperanza. Detrás de estas estadísticas hay innumerables historias y vidas que han sido destruidas por la desesperación, el disgusto y la tragedia.
Además, miles murieron indirectamente como consecuencia de la caída de la infraestructura causada por la guerra. En muchas partes de Ucrania, especialmente en las regiones orientales, los recursos para la salud y el apoyo social casi desaparecieron. Miles de personas quedaron sin ningún apoyo del Estado, que no puede manejar la gran parte de las necesidades.
Como resultado, durante los meses de invierno, muchas personas, especialmente los ancianos que no pueden pagar el costo del aumento del combustible (valor directamente vinculado a la guerra con Rusia), se están literalmente congelando hasta la muerte en sus propias casas.
En el este de Ucrania, las temperaturas caen a menos de 20 grados y el invierno pasado miles de personas murieron en sus propias casas como resultado de un frío prolongado.
Misión Dnipro Hope
Ante esta situación, un grupo de cristianos decidió actuar. Liderados por Joshua Searle, forman la organización misionera Dnipro Hope. En el artículo para Christian Today, el presidente comenta: “En el verano de 2016, yo y algunos amigos nos unimos para explorar cómo podríamos ayudar a aliviar ese sufrimiento. El resultado fue la fundación de una nueva organización, la Misión Dnipro Hope, con el objetivo de crear un nuevo movimiento para renovar Ucrania, trabajando en asociación con iglesias locales y líderes. Esa es nuestra misión, ayudar a quien necesita”, explicó.
“Mi pasión por Ucrania viene de muchos años. Entre 2011 y 2013 trabajé como misionero en la Donetsk Christian University (DCU), un importante centro de entrenamiento teológico en el este de Ucrania. Desgraciadamente, en 2014, tras la revuelta liderada por Rusia, en el este de Ucrania, la DCU fue obligada por las fuerzas especiales rusas a transformarse en una base militar. Las aulas donde yo solía enseñar a misioneros se convirtieron en cámaras oscuras donde los paramilitares tiran cuchillos y disparan balas en blancos en las paredes”, planteó.
Hechos heroicos
“En muchas partes de Ucrania, los cristianos comunes están realizando actos heroicos, sacrificando su propia salud y seguridad para ayudar y cuidar a los necesitados. Estoy convencido de que si no fuera la presencia de estos cristianos en la región, toda la Ucrania oriental habría caído hace mucho tiempo en un caos completo. El trabajo que están haciendo, como la entrega de medicamentos para diabéticos en regiones devastadas por la guerra, están literalmente salvando vidas, aunque estos cristianos arriesgan sus vidas en el proceso”, subrayó.
“El deseo de ayudar, apoyar y alentar a esas personas es lo que está detrás de la fundación de la misión Dnipro Hope. Nuestra visión es ayudar a hacer del Reino de Dios una realidad visible en Ucrania. Trabajamos en colaboración con una red de contactos confiables en las iglesias locales de la región para ayudarles a brindar atención de alta calidad para personas necesitadas, como enfermos, discapacitados, refugiados, ancianos y huérfanos”, finalizó.