Luego de los lamentables y bochornosos hechos y dichos ocurridos en el llamado “Te Deum evangélico” en Santiago, el 10 de septiembre, es una buena ocasión para preguntarse qué es un “Te Deum”, cuál es su historia y por qué se realiza.
Partamos por la historia. El nombre de esta celebración litúrgica proviene de un antiguo himno cristiano del siglo IV, cuyas primeras palabras en el idioma latino que entonces se hablaba, dicen “Te Deum, laudamus”, que significan “A ti, Dios, te alabamos”. Es decir, hace más de mil quinientos años que los cristianos cantamos con gratitud ese himno de alabanza a Dios por sus dones.
Desde el año 1811, al cumplirse un año de la primera Junta de Gobierno de Chile, en la Catedral de Santiago comenzó a celebrarse este encuentro de oración como agradecimiento a Dios por el don que significa la Patria como el legado común que hemos recibido de los padres. La Patria es la historia común que nos hermana y nos llama a vivir juntos y construir esa historia común.
Entonces, el Te Deum es una celebración religiosa de agradecimiento a Dios por el don que significa nuestra Patria y de pedir al Señor por las necesidades de nuestro pueblo y por las autoridades que dirigen el país, para que -con la ayuda del Señor- cumplan el servicio del bien común con sabiduría, rectitud y justicia.
Así, el Te Deum es una oración de la Iglesia, a la cual se invita a la comunidad y a las autoridades a dar gracias por el don de Dios que es la Patria que nos hermana y orar por sus necesidades. Dicho de otra manera, el Te Deum no es un acto del gobierno o de sus autoridades, sino que es una oración propia de la Iglesia a la cual las autoridades son invitadas a asistir y -si son creyentes- a unirse a la oración de los cristianos por la Patria. No es un momento en que la Iglesia dice a las autoridades del país lo que piensan de su gestión, pues para eso existen los canales habituales de diálogo propios de la vida democrática. Es, como se dijo, un acto de oración gozosa y agradecida por el don de Dios que es tener un país que nos hermana y nos desafía a construir esta historia común entre todos.
Volvamos a la historia. Desde 1971 el Te Deum tiene un carácter “ecuménico”; es decir, en él participan en comunión orante diversas Iglesias cristianas y otras comunidades religiosas. Fue el Cardenal Raúl Silva Henríquez quien invitó a pastores de otras Iglesias a participar en esta oración por Chile, en virtud de una petición que hizo el entonces Presidente Salvador Allende, para que los creyentes de diversas confesiones religiosas realizasen esta oración de agradecimiento a Dios por la Patria y orasen por sus necesidades.
Sigamos con la historia. El llamado “Te Deum evangélico” tiene un origen muy diverso de esta tradición orante que nace con la historia independiente de nuestro país. Comenzó a realizarse en 1975, por un grupo de pastores de Iglesias evangélicas al margen del movimiento ecuménico, como un modo de apoyar la dictadura de Pinochet, quien se veía cuestionado en los temas de derechos humanos por la acción ecuménica de las Iglesias cristianas en el Comité Pro Paz y la Vicaría de la Solidaridad. Es decir, el origen político del “Te Deum evangélico” rompió la unidad orante de los cristianos por Chile, y en esa lógica política se inscribe lo sucedido la semana pasada en el templo evangélico de Santiago.
En la oración del “Te Deum” ecuménico que se realiza en las Catedrales de nuestro país cada 18 de septiembre, está la convicción -de los católicos y de las otras Iglesias cristianas y comunidades religiosas que participan- que hacer un país es un don y un llamado de Dios a vivir juntos y construir una historia común. Un país no lo hacen solamente los héroes de la historia, ni las autoridades, ni los sabios ni los poderosos; un país es una obra colectiva e ir haciendo la Patria es tarea de todos los que comparten esta historia y sus desafíos, y esa historia común -pensamos los creyentes- no se construye sin Dios, sin el Padre común de todos los hombres y mujeres de esta tierra que es Chile.
Por eso, en estas Fiestas Patrias daremos -una vez más- gracias a Dios por el don que significa nuestro país y oraremos por sus necesidades, sus autoridades y sus ciudadanos. En la Catedral de Punta Arenas nos encontraremos para la celebración de alabanza y gratitud del “Te Deum” a las 10 de la mañana de este 18 de septiembre. Están todos invitados a participar en esta oración por Chile.