Los evangélicos se han acogido con fuerza al presidente Donald Trump y al Partido Republicano y algunos se preguntan ahora si han puesto en peligro el mensaje del Evangelio.

El reverendo Billy Graham admitió en sus últimos años que había aprendido una dura lección después de que el escándalo del Watergate expusiera su cercana complicidad con el presidente Richard M. Nixon: los pastores no deberían involucrarse demasiado con los políticos ni con las políticas partidistas.

“En retrospectiva, sé que a veces crucé el límite; ahora no lo haría”, le dijo a la revista Christianity Today en 2011.

En la actualidad, el movimiento que él ayudó a engendrar está dividido a causa del mismo peligro sobre el que Graham –que murió el miércoles a los 99 años— les había advertido. Los evangélicos se han acogido con fuerza al presidente Donald Trump y al Partido Republicano y algunos se preguntan ahora si han puesto en peligro el mensaje del Evangelio.

Entre los defensores evangélicos más expresivos, hay pocos con un perfil tan alto como el hijo mayor de Billy Graham y heredero de su ministerio, el reverendo Franklin Graham, de 65 años. Aunque goza de la admiración de los evangélicos por su trabajo comunitario en áreas marginales a través del grupo caritativo que lidera, Samaritan’s Purse, ha recibido críticas por su generoso apoyo al presidente.

Franklin Graham ha defendido a Trump en la televisión y en las redes sociales respecto a temas como la marcha de los supremacistas blancos en Charlottesville, Virginia; las medidas severas contra inmigrantes y refugiados; el escándalo por Stormy Daniels; y el insulto en contra de Haití y África

“La gente dice que el presidente dice cosas crueles. No se me ocurre nada cruel que haya dicho. Creo que solo dice lo que siente”, señaló Graham la semana pasada. “Creo que intenta decir la verdad”.

Cuando Barack Obama era presidente, Franklin Graham avivó la conspiración sobre el nacimiento, según la cual el presidente no era un ciudadano estadounidense. También propagó falsos rumores de que Obama no era cristiano y de que quizá en secreto era musulmán.

Durante la campaña presidencial de 2016, Franklin Graham llevó a cabo marchas en 50 estados para aumentar el número de votantes evangélicos en lo que llamó “la gira decisiva de Estados Unidos”. Una vez que Trump consiguió la nominación del Partido Republicano, Graham evitó la promoción explícita durante las marchas, pero no dejó lugar a dudas sobre sus preferencias.

Después de la elección, Franklin Graham dijo que la victoria de Trump era evidencia de que “Dios había puesto manos a la obra”. Él fue uno de los seis miembros del clérigo elegidos para dirigir la oración en la toma de protesta y está entre los pastores evangélicos que fungen como consejeros informales de Trump y del vicepresidente Mike Pence.

De esta forma, Franklin Graham se ha convertido en un líder destacado de la facción evangélica blanca, de mayor edad, conservadora en cuanto a la inmigración, los temas LGBT y las armas; y leal al Partido Republicano y a Trump. Casi el 80 por ciento de los evangélicos blancos votaron por Trump, según el Centro de Investigación Pew.

Sin embargo, existe otra ala del movimiento evangélico cuyos miembros son más políticamente moderados, muchos de ellos son negros, latinos, asiáticos, ciudadanos urbanos o jóvenes. Algunos de estos evangélicos se sienten cada vez más incómodos con la asociación cercana con el Partido Republicano y ahora con Trump.

“Pienso que Franklin Graham ha fallado como líder cristiano, tanto por lo que apoya como por lo que no critica. Hablo en nombre de mucha gente a este respecto”, dijo Richard J. Mouw, presidente emérito y profesor de Fe y Vida Pública en el Seminario Evangélico Teológico Fuller, el seminario de tiempo completo más grande del país.

“Muchos de nosotros estábamos muy agradecidos con Billy Graham por reconocer que se había aliado de maneras de escasa utilidad y realmente nada cristianas con una persona en el poder”, declaró Mouw la semana pasada. “Estábamos agradecidos de que hubiera dicho ‘Me equivoqué, hice algo peligroso’. Y ahora vemos los mismos patrones repetidos por su propio hijo”.

Jerushah Armfield, una de las nietas de Billy Graham, ha reprendido a su tío Franklin y otros líderes evangélicos por su tendencia a ignorar el comportamiento de Trump, percibido en general como inmoral y anticristiano.

“Envía al mundo el mensaje incorrecto sobre lo que es el cristianismo y sobre lo que son los evangélicos o, quizá, en lo que se han convertido”, dijo hace poco en CNN. (Después de la muerte de su abuelo, se negó a ser entrevistada).

Franklin Graham dijo que sus críticos quizá se quejen en los noticieros, “pero ninguno ha hablado conmigo”.

Mencionó que estaba muy consciente del consejo de su padre de mantenerse alejado de los políticos, y añadió: “creo que es un buen consejo”.Dijo que los medios de comunicación mienten sobre Trump, pero cuando se le pregunta si este ha dicho alguna mentira, dice: “No conozco ninguna”.

Graham tuvo una actitud desdeñosa cuando se le preguntó sobre Trump y la interferencia del gobierno ruso en la carrera electoral de 2016. “Seré honesto contigo. Todo este asunto de Rusia… no me lo creo. No creo que esté coludido con los rusos”, dijo Graham. “Además creo que si alguien de su campaña hubiera estado involucrado, el presidente lo habría despedido”.

The New York Times 2018