Apoderarse del carbunclo rojo para llega a Dios, decían los alquimistas. Ser desorientado no es difícil: vicios, placeres…muerte.

Cuando uno es dueño de si mismo, ya se puede decir gobernante. Transformar la simiente en luz y fuego, ese fue el gran secreto por el cual asesinaron a muchos; ese fue el secreto que tanto ocultaron los alquimistas en la edad media y que muchos buscaron hasta la muerte sin nunca alcanzarlo.

Si un zoospermo tiene la capacidad de dar vida y crear un cuerpo ¿qué no hará si se sublima hacia adentro y hacia arriba?

Romper las cadenas que atan a los vicios y placeres, es urgente para que un hombre despierte conciencia y para ello requiere de lo regio del arte, ciencia, filosofía y mística.

Los misterios sagrados de Mitra, Adonis, Quetzalcoatl, Huitzilopchtli, Osiris, Sibeles, Perseo, Krishna, Hermes, etc…siempre han sido los mismos, pero revestidos cada cual por su tiempo y lugar.

El hombre máquina es el más infeliz de todas las criaturas vivientes, funciona por impulsos externos e internos, es un títere manejado por energías y entidades llamadas ego, y eso de ser intelectual, no es lo mismo que ser inteligente, por lo tanto, la conciencia, viene a ser la aprehensión del conocimiento y mundo interior.

El verdadero revolucionario es aquel que trabaja sobre si mismo, lucha por conquistarse así mismo, ese es el verdadero significado del Arte de la Guerra, y este guerrero debe conocer muy bien y a cabalidad las cuatro condiciones para el despertar de  la conciencia: saber sufrir, callar, abstenerse y morir.

Para ello la auto-observación y la retrospección son las armas y herramientas más poderosas que tiene el ser humano para iniciarse en el camino interior, con infinita paciencia, tenacidad y voluntad regia, porque los poderes cuestan mucho y la ciencia hermética es muy exigente.

El despertar empieza por comprender nuestro estado interior, con sinceridad…morir, nacer y sacrificio por los demás.

Cada que el hombre vence un vicio o defecto, aumenta su conciencia, su luz y no se puede eliminar un enemigo, si se desconoce cómo piensa, opera, siente, actúa y se mueve y para ello se requiere de un poder superior: ella es Dios Madre, El Principio Eterno Femenino, La Virgen del Mar,

Quien encuentra a su madre TRIUNFA.

Cualquier intento de liberación por grandioso que este sea, si no tiene en cuenta la necesidad de disolver el Ego, está condenado al fracaso.

Ya decía yo…

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