La celebración del Tiempo de la Creación está enmarcada entre el 1 de septiembre hasta el 4 de octubre. Este es un tiempo en que los cristianos de todo el mundo, rezan, se desarrollan proyectos y otros se movilizan para proteger la creación. Se trata de acciones buenas y urgentemente necesarias.
¿Qué es Tiempo de la Creación?
Tiempo de la Creación es un movimiento mundial para vivir la fe y para cuidar la creación que se nos ha dado como regalo para cuidarla.
Este movimiento es impulsado por el Dicasterio, el Movimiento Católico Mundial por el Clima, la Red Eclesial Panamazónica y las comunidades católicas preocupadas por el cuidado de la casa común.
Durante el mes del Tiempo de la Creación, cristianos de los seis continentes trabajan para poner en práctica la Laudato Si’. Participan en eventos comunitarios para profundizar su amor por el Creador, la creación y por los demás. Los eventos varían de acuerdo a cada comunidad, desde servicios de adoración y oración, hasta recoger basura o acciones pidiendo cambios en las políticas para limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados.
El tema de este año
El tema de este año es “la red de la vida”. Este tema busca crear conciencia de nuestro papel como administradores de la creación y la urgente necesidad de proteger el rico tapiz de biodiversidad tejido por el Creador.
El Cardenal Pedro Barreto, preguntado sobre este tema declara: “Las comunidades deciden como celebrar de manera que sea mejor para ellas. Las comunidades católicas celebran este tema incorporando el cuidado de la creación en la liturgia, formando círculos Laudato si o participando en actividades como las huelgas por el clima, planeadas para el 20 de septiembre próximo”.
El prelado, relacionando esta iniciativa con la importancia de la Amazonía para el mundo afirmó: “Lo que queremos con la “red de vida” en este año, con este lema del tiempo de la creación, es precisamente tomar conciencia de la importancia que tiene la Amazonía para la humanidad. La Amazonía produce el 20 % del oxígeno del mundo. La Amazonía como región absorbe también grandes cantidades de dióxido de carbono por eso se le llama uno de los pulmones del mundo”.
El cardenal insistió en que el cambio climático y la destrucción de los biomas afectan a los más pobres: “Y en este tiempo también queremos darle una mayor importancia a la conciencia que debemos tener que todo lo que estamos sufriendo hoy en el mundo afecta a todos, pero especialmente a los más vulnerables”.
¿Quiènes impulsan esta iniciativa?
Mons. Duffé, el Cardenal Turkson, el Arzobispo de Canterbury, el representante del Patriarca Ecuménico Bartolomé y otros líderes firmaron una carta de apoyo para el Tiempo de la Creación en la que afirman: “A medida que la crisis medioambiental incrementa, hacemos un llamado urgente a los cristianos para dar testimonio de nuestra fe y tomar acciones reales para preservar el don de la creación que compartimos. Cómo lo canta el salmo, “Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan.” (Salmo 24:1-2) Durante el Tiempo de la Creación, nos preguntamos si nuestras acciones honran al Creador.”
Esta iniciativa retoma las palabras del Papa Francisco en la Laudato Si, donde muestra la consideración de que el ser humano es parte de la naturaleza: ‘Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados.’ (LS 139).
Mauricio López, Secretario Ejecutivo de la Red Eclesial Panamazónica afirma: “El Tiempo de la Creación es una oportunidad para reflexionar sobre nuestra forma de amar a otras culturas en toda su diversidad, especialmente la diversidad de comunidades amazónicas. Es una oportunidad para amar el rostro de Dios y de cómo este se hace presente en la Amazonía. Podemos involucrarnos con nuestros hermanos y hermanas más vulnerables y con el lugar que ocupan en la creación».
La vida. El precio por cuidar lo que es de todos
La celebración de El Tiempo de la Creación es una posibilidad para recordar el coste en vidas humanas y daños al medio ambiente. Sólo en Brasil, más de 1150 agricultores, defensores de derechos humanos, sacerdotes y religiosas han muerto violentamente defendiendo la creación.