Ciudad del Vaticano
“Somos ortodoxos, católicos y protestantes; republicanos, demócratas e independientes. A pesar de nuestras diferencias denominacionales y políticas, estamos unidos por la convicción de que hay ciertas solidaridades políticas que son un anatema para nuestra fe cristiana compartida”: lo expresan en una declaración un grupo de teólogos y religiosos cristianos, en un artículo publicado por la revista católica estadounidense “The Commonweal”.
Demagogos demonizan minorías vulnerables como fuerzas invasoras
Los teólogos y religiosos cristianos dicen ver, “una vez más”, cómo los “demagogos demonizan a las minorías vulnerables, como fuerzas invasoras que debilitan a la nación y que deben ser eliminadas”; y, algo preocupante, el cómo “nuestros hermanos cristianos sopesan si fusionar su fe con la política nacionalista y etnonacionalista para fortalecer su base cultural”.
En cinco puntos formulan su rechazo, en primer lugar, a “las pretensiones del nacionalismo» de usurpar sus «lealtades más elevadas”. Pues, “la identidad nacional”, dicen, “no tiene nada que ver con las deudas de amor que tenemos con otros hijos e hijas de Dios”. Creados a imagen y semejanza de Dios – añaden – todos los seres humanos son nuestros vecinos, independientemente de su condición de ciudadanos.
Ideología de la supremacía blanca es obra del anticristo
Rechazan también la tendencia del nacionalismo «a homogeneizar y estrechar la iglesia a una sola etnia”, la “xenofobia y el racismo de muchas formas de nacionalismo étnico, explícito e implícito, como pecados graves contra Dios Creador”.
La violencia contra los cuerpos de las personas marginadas – recuerdan – es la violencia contra el cuerpo de Cristo. Y “la indiferencia al sufrimiento de los huérfanos, refugiados y prisioneros, es indiferencia a Jesucristo y su cruz”. La ideología de la supremacía blanca, aseguran también los religiosos y teólogos, es “obra del anticristo”.
Refugiados y migrantes no son enemigos del pueblo
Rotundo es también el rechazo a la afirmación del nacionalismo de que los extranjeros, refugiados y migrantes «son enemigos del pueblo”: “Cuando el nacionalismo teme al extranjero como una amenaza para la comunidad política, la iglesia le da la bienvenida como algo necesario para la plena comunión con Dios»; Jesucristo – aseveran – se identifica «con el extranjero pobre y encarcelado que necesita hospitalidad”.
El mensaje concluye con la afirmación de que “cuando los cristianos cambian de ser mayoría a ser minoría en un país dado», no deben «distorsionar su testimonio para permanecer en el poder”.