A continuación les comparto un escrito de Mario Benedetti que me impresionó profundamente
Soy tan fea…
Así que no trates de convencerme que
Soy una persona hermosa
Porque al final del día
Odio todo lo que soy en todos los sentidos
Y no voy a engañarme diciéndome que
Lo que importa es la belleza interior
Así que ten la seguridad que recordare que
No valgo la pena y soy lo peor
Y nada de lo que tu digas me hará creer que
Merezco ser amada
Porque sea como sea
No soy lo suficiente para ser amada
Y no estoy en posición de creer que
La belleza existe dentro de mí
Porque me miro al espejo y pienso que
¿Soy tan fea como dicen que soy?
(Ahora léelo de abajo hacia arriba)
Después de leerlo, por supuesto siguiendo la indicación del autor, inmediatamente me hizo reflexionar acerca del concepto equivocado que tenemos muchas veces acerca de nosotros mismos, sobretodo porque hemos construido una falsa imagen, donde terminamos creyendo todo lo que nos dijeron en el pasado, desde nuestra infancia hasta nuestro presente, incluyendo el continuo bombardeo de medios sociales con imágenes de hombres y mujeres perfectos.
Al mirarnos al espejo, ¿Qué vemos?, acaso tenemos miedo a la vejez, o criticamos nuestra apariencia física todo el tiempo.
Casi todo nos produce insatisfacción porque hay un nivel de exigencia excesivo, por supuesto debemos esforzarnos para hacer las cosas lo mejor que podamos, pero tenemos que ser conscientes de nuestras limitaciones sin frustrarnos.
La frustración conlleva efectos devastadores sobre nuestra salud física y emocional cuando se da en exceso.
Nuestras vidas se ven reflejadas en espejos cóncavos y convexos que reflejan una imagen muy pobre y una versión distorsionada e inexacta de quiénes verdaderamente somos.
¿Por qué nos cuesta tanto aceptarnos tal cual somos? Tristemente este es el resultado de la falta de amor y la validación entre los seres humanos.
Si por el contrario operáramos según el principio divino de amar al prójimo como a uno mismo, simplemente aceptaríamos más y criticaríamos menos, seriamos mejores padres, mejores hijos, mejores parejas, mejores maestros, mejores alumnos, mejores en todos los aspectos.
Lo importante es aceptarnos como somos, aceptar lo que pensamos, nuestro aspecto físico, nuestra inteligencia, nuestras opiniones, y nuestros sentimientos.
Alinear lo que pensamos con lo que sentimos no es sencillo, necesitamos reprogramar nuestra mente hacia la autoaceptación y la mejor manera de lograr esta coherencia es creyendo lo que la palabra de Dios dice al respecto:
NOSOTROS SOMOS UN POEMA ESCRITO POR DIOS
¡Somos Su obra Maestra! (Efesios 2:10)
«Porque somos hechura suya (una obra de arte), creados en Cristo Jesús, para buenas obras, que Dios preparó de antemano, para que anduviésemos en ellas
De acuerdo al diccionario de Strong de griego, la palabra “hechura” equivale a cosa hecha, es decir un producto terminado, y también se refiere a un poema ποίημα
Magnum opus (a veces Opus magnum, del latín: ‘gran obra’) se refiere a la mejor o a la más renombrada producción de un autor
A los ojos de Dios somos perfectos porque somos una obra terminada, es esto a lo que se refirió nuestro Señor Jesús al declarar antes de morir en la cruz:
¡Tetelestai! ¡Consumado es!
Debemos aprender a mirarnos tal como Dios nos ve, sin filtros, sin engaños, sin distorsión alguna. Recordemos que Dios es perfecto y fuimos hechos a su imagen y semejanza por lo tanto ahora le miramos y lo reflejamos.
Al aceptarnos como somos , seremos libres de toda atadura, del autoengaño y eso nos dará una gran fortaleza, recuperaremos la paz interior y seremos aptos para toda buena obra.