Para el presidente de Chile, Sebastián Piñera, el país “está en guerra”. “Contra un enemigo poderoso, que no respeta a nada ni a nadie y está dispuesto a usar la violencia sin ningún límite”, ha asegurado Piñera este domingo ante la ola de protestas sociales que vive el país.
El mandatario ha instaurado el Estado de alarma en Santiago de Chile y nueve regiones más, y ha decretado toque de queda durante las últimas siete noches.
Un amago por parte del gobierno de incrementar el precio del billete de metro en la capital ha sido el factor desencadenante de la situación, que alberga un descontento generalizado por la situación de los sistemas sanitario y educativo, entre otros, y las pensiones.
Hasta el momento, once personas han muerto y más de 1.500 han resultado heridas a causa de los disturbios, que también han dejado estaciones de metro inutilizadas, trenes y otros vehículos de transporte público quemados, y enfrentamientos en las calles.
“Los chilenos no están en guerra, protestan por los abusos y quieren soluciones ahora. La fuerza pública debe detener a delincuentes, no reprimir manifestaciones pacíficas”, ha increpado a Piñera el líder del opositor Partido Socialista, Álvaro Elizalde.
Como primera reacción a las protestas el presidente chileno ha retirado el incremento del pasaje de metro, que había justificado como consecuencia del alza del valor del dólar y del precio del petróleo. Piñera también ha prometido “una mesa de diálogo amplia y transversal, para escuchar las voces de diferentes sectores, pero muy especialmente la voz de los ciudadanos”.
Son varias las entidades evangélicas chilenas que han emitido comunicados y manifiestos valorando los hechos ocurridos en las calles de Santiago y de otras ciudades importantes.
El principal punto de concordia ha sido en el llamado a la oración para restablecer el “orden social”. “Pidamos para que el orden social sea restablecido oportunamente y asumamos un compromiso activo para contribuir en esta tarea”, ha señalado el presidente de la Unión de Iglesias Evangélicas Bautistas de Chile (UBACH), Juan Carlos Barrera.
“Lamento profundamente las acciones violentas y vandálicas que contaminan la mirada e impiden ver el trasfondo detrás de estas manifestaciones en distintas regiones del país. Lo observado en Santiago indica que hay algo más.
No se trata sólo de estudiantes evadiendo el metro, se trata de un problema mucho mayor. Pero la violencia no es el camino que propone Jesús y no podemos apoyarla”, ha remarcado. En un tono claramente progubernamental, el Concilio Nacional de Iglesias Evangélicas de Chile (CONIEV) ha expresado “todo su apoyo al presidente Piñera” y ha acusado a quienes están detrás de los actos vandálicos de ser “siervos de las tinieblas”.
“El orden público es la perfecta voluntad de Dios para la sociedad, y en esta hora corresponde apoyar a las fuerzas armadas y los carabineros, que son los responsables constitucionales de mantenerlo”.
“La iglesia tiene que levantarse para poder orar”, han señalado desde la organización evangélica Cristianos por Cristo y por Chile, quiene también han llamado a la población evangélica a salir a las calles “para ayudar a recoger los escombros y limpiar las estaciones del metro”. Desde la entidad han reconocido que el incremento del precio del billete del metro ha sido la punta de lanza de un “descontento cierto de la ciudadanía frente a tanta injusticia”.
“En horas, un país se transforma en caos y es importante que la iglesia esté preparada y tenga un contingente de personas para desarrollar no solo una labor espiritual”, han remarcado.
Diferentes líderes evangélicos chilenos han convocado también un movimiento de oración desde la plataforma ‘Chile oramos por ti’, que ha organizado convocatorias para orar desde casa a diario. “Este es el tiempo de orar unidos por nuestra nación”, han explicado.